Editorial

El mensaje de la CEH y los políticos

La Conferencia Episcopal de Honduras (CEH) publicó la semana pasada su posicionamiento sobre la cruda realidad social, económica y política que golpea a Honduras. En su mensaje, los obispos han sido puntuales en el señalamiento de cada uno de los males que vive la sociedad y que, por ende, golpean fuertemente a la ciudadanía. Este es, sin duda, un mensaje para la reflexión que deben tener en cuenta en su accionar diario todos los actores políticos y sociales; un llamado de atención de lo que pasa y se debe hacer para enderezar el rumbo del país.

Sin embargo, como siempre sucede en estos casos, no ha faltado quienes, principalmente desde los diferentes estamentos políticos, hayan salido a querer demeritar lo expuesto por los obispos antes que asumir humildemente la responsabilidad que les corresponde en la crisis que abate al país, y hasta han pretendido poner en duda el contenido del documento de la Iglesia y, en otros casos, usar su contenido para catapultar sus intereses mezquinos, personales y de grupo. La irresponsabilidad que ha marcado su accionar frente a la cosa pública, su soberbia y prepotencia no les deja ver el claro mensaje de la CEH.

La realidad nacional demanda de líderes que en cada uno de los escenarios en los que se desenvuelven pongan el interés de la nación y el bien común como la primera meta de su accionar, porque, como bien dice la CEH en su mensaje: “Es necesario enderezar la marcha de Honduras...”.

El país urge de que sus líderes depongan sus egoísmos sectarios y partidarios, y asuman su responsabilidad de resolver los problemas que agobian a la sociedad con los recursos propios de una democracia participativa, como lo recomienda la Conferencia Episcopal, porque “si problemas coyunturales no se saben resolver adecuadamente, ¿cómo podremos resolver aquellos que por ser estructurales exigen un serio ordenamiento de todos los elementos de que consta un Estado de derecho?.