Editorial

Acabar con el lastre del trabajo infantil

Uno de los principales lastres de las sociedades en desarrollo es el trabajo infantil al que se ven obligados miles de niños y niñas viviendo en condiciones de pobreza y pobreza extrema, lo que les orilla a trabajar en condiciones precarias, insalubres y
de alto riesgo.

Muchos son víctimas de trabajos denigrantes para el ser humano, como el comercio y la explotación sexual, la prostitución, las maras, las pandillas y el narcotráfico.

La situación es dramática. En 2018, según las cifras oficiales, casi 450,000 niños y niñas estaban trabajando en actividades agrícolas, ganaderas y el comercio, y miles más, en su mayoría niñas, estaban siendo utilizadas por adultos para trabajos domésticos a cambio de una mala paga por extenuantes faenas.

El del trabajo infantil es un problema que ha estado por años frente a los ojos de las autoridades gubernamentales y de la sociedad, que se hacen de la vista gorda en detrimento de los derechos de los niños, niñas y jóvenes que están siendo víctimas de este delito.

Por eso es que señalamos que el trabajo infantil es, sin duda, uno de los principales lastres de las sociedades de países pobres y en desarrollo, como Honduras, porque violenta los derechos a una vida digna de los menores, y lo peor, les aleja de las escuelas y limita sus posibilidades de ascender en la escala social.

Es por eso que hoy, que se celebra el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, es propicio llamar a las autoridades gubernamentales a generar las políticas públicas encaminadas a erradicar esta práctica y de promover iniciativas en contra del trabajo infantil con otros actores sociales.

Es una obligación más en la mesa del gobierno hondureño cumplir y hacer que se cumplan todas las leyes nacionales y códigos internacionales en relación con el respeto irrestricto de los derechos del niño y la erradicación de toda forma de trabajo infantil. Ya no hay tiempo que perder.