Editorial

Día Internacional de la Mujer

El Día Internacional de la Mujer es una fecha que se celebra en muchos países del mundo, una fecha en la cual las mujeres de todos los continentes, sin importar el país, la religión, las preferencias sexuales, políticas o su condición social recuerdan la gesta que un 8 de marzo de 1857 protagonizaron miles de trabajadoras textiles, que salieron a las calles de Nueva York para protestar por las míseras condiciones laborales y reivindicar un recorte del horario y el fin del trabajo infantil. 162 años después, las mujeres siguen luchando por el derecho a un trabajo y un horario de trabajo y a remuneraciones dignas; siguen demandando el fin del trabajo infantil. También levantan su voz para demandar su participación en condiciones de igualdad con los hombres en el logro del desarrollo sostenible, la paz, la seguridad y el pleno respeto de los derechos humanos. Esta es una fecha que en Honduras no pasa desapercibida, más cuando las mujeres enfrentan graves situaciones de violación a sus derechos humanos, principalmente el derecho a la vida. Ellas son actualmente -junto a los jóvenes- uno de los grupos sociales más vulnerables en Honduras. Las cifras así lo evidencian. El Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) registra en promedio la muerte de una mujer cada 18 horas en el territorio nacional, un alto porcentaje niñas menores de 18 años, y resaltan con preocupación la saña con las que están siendo asesinadas. Pero más aterradora resulta la falta de justicia, la impunidad que rodea a todos y cada uno de estos casos, y la indiferencia expresa de las autoridades. Por eso, en esta fecha, las mujeres salen a gritar, a demandar, a exigir el respeto a la vida y la investigación y castigo de cada uno de los asesinatos cometidos hasta ahora. Es un grito que las autoridades competentes deben atender de inmediato. No olvidemos que el desarrollo económico de Honduras se sustenta, sin duda, en el trabajo diario de millones de mujeres que no solo deben levantarse a buscar el sustento diario de sus familias, sino también a defenderse de las agresiones de que están siendo víctimas.