Editorial

El abandono de los centros de la Unag

Una de las deudas del Estado con la juventud hondureña es sin duda la educación universitaria, ya que pese a los avances reportados en los últimos años, el país continúa teniendo una de las cifras más bajas de cobertura en la región centroamericana y el continente americano.

Por eso es reprochable que una de las pocas inversiones que la actual administración del Estado ha hecho en el campo de la educación superior esté abandonada. Nos referimos a la construcción (entre 2015 y 2016) de la infraestructura para tres nuevas sedes de la Universidad Nacional de Agricultura (Unag) en los municipios de Tomalá, Lempira; Marcala, La Paz; y Puerto Lempira, Gracias a Dios.

El compromiso de la construcción y expansión de los servicios de la Unag a las regiones más remotas de Honduras fue uno de los ofrecimientos que se hicieron hace un par de años atrás, cuando los estudiantes se tomaron las instalaciones de la sede principal de esa universidad en Catacamas, Olancho, y dejaron al descubierto el desorden administrativo imperante en la misma y las consecuencias de ello en las condiciones académicas y de vida de sus estudiantes.

El movimiento estudiantil concluyó con la separación de quienes entonces administraban la universidad y el nombramiento de una comisión interventora, que tenía como primer reto “enrumbar” la institución académica. No se desconocen los esfuerzos que se han hecho por normalizar las actividades académicas y administrativas en la Unag, pero es inconcebible que con el paso de los años mantengan en el abandono la infraestructura construida para los centros regionales, en detrimento de centenares de jóvenes que no tienen mayores opciones para realizar estudios superiores.

Y solo es después de la denuncia de EL HERALDO del abandono de esas instalaciones que se habla de una inversión de casi 150 millones de lempiras más para echar a andar el proyecto. Sin embargo, las mismas autoridades advierten que este será un proceso largo, porque falta por definir qué carreras se impartirán en los nuevos centros y que estas sean aprobadas por el Consejo de Educación Superior (CES).

Es así que solo queda esperar que por el bien de la juventud y el desarrollo de Honduras, se agilicen esos trámites.