A lo largo de la historia de la humanidad han ocurrido conmociones que, involucrando a millones de seres, han tenido repercusiones más allá del país en que originalmente se dieron, provocando cambios profundos en las sociedades, economías y mentalidades.
Si bien cronológicamente no fue la primera, ya que en el siglo XVII se dio la inglesa, que consolidó el principio de la monarquía constitucional, suprimiendo el absolutismo regio por el equilibrio de poderes entre la Corona y el Parlamento, fue a lo largo del XVIII que acaecieron dos que trascendieron Gran Bretaña y Francia para impactar, progresivamente, al planeta.
La Revolución Industrial, que transformó las relaciones entre los seres para inaugurar la era del capitalismo, convirtiendo a los artesanos en proletarios, concentrando los medios de producción en quienes disponían de suficiente riqueza y poder para impulsar y consolidar un nuevo orden. Paralelamente, fue la era de grandes inventos y tecnologías que incrementaron el consumo y las comunicaciones.
La Francesa suprimió violentamente el absolutismo real, bajo la dirección de la creciente burguesía, reemplazando relaciones feudales y de servidumbre para implementar otras cimentadas en el gran capital y el obrerismo asalariado.
Debió hacer frente a invasiones extranjeras que pretendieron abolirla y fue el pueblo con las armas en la mano quien logró repelerlas, consolidando una turbulenta nueva era en los anales de la historia, bajo el lema Libertad, Igualdad y Fraternidad.
Esos principios inspiraron a las colonias de los grandes imperios europeos en América, África y Asia para independizarse e iniciar nuevas formas políticas republicanas a lo largo de los siglos XIX y XX. Los próceres de la emancipación tuvieron como referente tanto la Ilustración como la Revolución Francesa.
Nuestro himno nacional recoge ese momento de cambio radical: “Era Francia, la libre, la heroica...”, simbolizado por la captura de la fortaleza La Bastilla, un 14 de julio de 1789.
Hoy, gobiernos y pueblos conmemoran un aniversario más de tan fundamental efemérides: sus principios esenciales conservan plena vigencia.
