Editorial

Femicidios, la plaga que debe combatirse

Representantes de organización defensoras de los derechos de las mujeres han puesto una vez más sobre el tapete una cifra escalofriante: el 90% de los femicidios en Honduras están impunes. Sus muertes no han sido investigadas y sus asesinos se encuentran libres, una situación que incrementa los grados de vulnerabilidad de miles de mujeres, en su mayoría pobres, madres solteras, cabezas de familia, que día a día enfrentan todo tipo de violencia, incluyendo la de las pandillas, el crimen organizado y el narcotráfico que intranquilizan a las poblaciones de países como Honduras.

El Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (OV-UNAH) reporta la muerte de una mujer hondureña cada 18 horas. De enero a junio de este año ya han muerto asesinadas 127 féminas. Otras 389 fueron asesinadas en 2017. En los últimos 15 años el número de femicidios registrados llega a 5,600.

Las cifras solo son el reflejo de la magnitud del problema, y el que solo un 10% de esos casos haya sido investigado, el reflejo de la indiferencia del Estado ante esta problemática.

Y si bien no se desconoce que se han dado pasos importantes en este campo, como la creación de una unidad de investigación de femicidios adscrita a la Fiscalía Especial de Delitos contra la Vida, se debe hacer mucho más.

El papa Francisco ha alzado su voz para denunciar “la plaga” del femicidio y urgir leyes para combatirla. Ha pedido una nueva cultura que repudie toda forma de violencia contra las mujeres.

El llamado de atención es claro. No basta con crear unidades de investigación de femicidios. Hay que ir más allá. Dotar esas oficinas de presupuestos y personal y equipos especializados para que hagan bien su trabajo, para que lleven a la cárcel a los asesinos de las mujeres, no se debe permitir que ellos sigan en libertad.

Los Estados deben también impulsar políticas de atención integral que empoderen a las mujeres, que les den las herramientas necesarias (de prevención, de protección y de provisión de servicios) para garantizarles a ellas y sus familias una vida libre de todo tipo de violencia.