Editorial

No más retrasos al diálogo nacional

No hay justificación válida. Los representantes de los partidos políticos deben deponer sus intereses personales o de grupo, pensar en los intereses de un pueblo que se debate día a día en la pobreza y dar el paso para que se instale lo más pronto posible el diálogo nacional.

Los actores de la crisis ya han dado el primer paso y coincidido en que este es el mecanismo válido para empezar a sentar las bases de nuevos procesos, principalmente en el campo político electoral, que conlleven al fortalecimiento de la democracia.

Honduras tiene actualmente varios retos, entre ellos el retomar la ruta del crecimiento económico para atender, principalmente, el grave problema de desempleo que afecta a su población más joven.

Y esa estabilidad pasa por la definición, por ejemplo, de nuevas reglas de juego en el sistema electoral. No se puede permitir acercarse a un nuevo proceso con las debilidades e inconsistencias que han marcado las dos últimas elecciones generales.

Pero eso no lo logrará mientras su clase política se mantenga enfrentada.

Los políticos deben tener claro que no se podrá atraer nuevas inversiones sino se dan señales de estabilidad y certidumbre, y que Honduras es un país confiable políticamente, y estable jurídica y socialmente.

Bien lo ha dicho la abogada Maribel Espinoza, del Partido Liberal: “Es necesario por el bien de Honduras que dialoguemos (...). El diálogo es una brillante oportunidad histórica para cambiar la ruta del país. Es quizá esta la última oportunidad que tenemos los políticos para poner fin a la crisis sin violencia y actuar con ética para fortalecer el Estado de derecho”. Es su responsabilidad. La estabilidad de Honduras está en sus manos. Todos ellos deben estar conscientes de que si no se sientan alrededor de una mesa a plantear sus posiciones y escuchar las de sus oponentes, el país puede caminar hacia una inestabilidad social, a una convulsión social, que golpeará a todos por igual, pero principalmente a los más pobres.