En 2001, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) declaró como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad la lengua, danza y música garífunas, para orgullo de los países que, como el nuestro, se ven enriquecidos por el aporte de este segmento poblacional.
Tal proclama tiene como fin la preservación de esos elementos culturales a los que se suman el de la gastronomía, las artesanías, costumbres y tradiciones propias que lo hacen único. Por eso es importante empoderar a las nuevas generaciones de afrodescendientes de su cultura y raíces, para que las expresen con orgullo y sin inhibiciones. Para ello es necesario también que los miembros de la comunidad garífuna se sientan incluidos, respetando sus características propias, en escuelas, colegios, universidades, proyectos sociales y círculos de poder, donde su presencia es casi inexistente.
Al igual que muchos otros hondureños, nuestros compatriotas de descendencia afro sufren la falta de oportunidades de educación y empleo, así como el asedio de la violencia e inseguridad, que los obliga a emigrar a otros países, sobre todo a Estados Unidos. Y al igual que otros grupos étnicos, son víctimas también de la discriminación racial, que debe ser atacada de forma contundente.
Impulsar el desarrollo de la comunidad afro y el respeto a sus derechos humanos es tan necesario como importante es también conocer y difundir sus aportes a la construcción de nuestra identidad.
A lo largo de todo este mes, las asociaciones garífunas realizarán una serie de actividades para destacar sus tradiciones y costumbres, pero también para crear conciencia sobre el olvido y atraso en que se encuentra sumido este grupo étnico, que en los últimos años también se ha visto despojado de sus tierras.
Celebremos todos la herencia africana, que contribuye a hacer del nuestro un país pluricultural y multiétnico
