Editorial

El viacrucis del migrante

El que hasta ahora había sido un periplo que transcurría en medio de la indiferencia se convirtió en un potente llamado de atención sobre un fenómeno, el de la migración, que ya ha desembocado en crisis humanitarias como la del 2014, cuando miles de niños centroamericanos desbordaron la capacidad de la Guardia Fronteriza en Estados Unidos.

Nos referimos al Viacrucis Migrante, la caravana compuesta en su mayoría por hondureños que salió el pasado 25 de marzo de Tapachula, México, con rumbo a la frontera estadounidense.

El grupo de centenares de centroamericanos enfureció al presidente Donald Trump, quien arremetió contra su par mexicano y amenazó con cortar los fondos de ayuda a Honduras, en una reacción desproporcionada que generó sorpresa incluso tratándose del volátil gobernante del país más poderoso del mundo.

Y es que la caravana no representa ninguna amenaza para la seguridad de Estados Unidos, como ha querido hacer ver Trump, quien anunció el envío a la frontera de tropas de la Guardia Nacional.

Es más bien la manifestación de los males que aquejan a los países de origen de estos centroamericanos que empujados por el miedo ante la inseguridad, el hambre ante la pobreza y la desesperanza ante la falta de oportunidades deciden tomar una decisión que no está ni cerca de ser fácil, abandonar su terruño.

Pero al dirigir sus dardos hacia un pequeño grupo, que de aproximadamente dos mil personas pasó a un centenar, el mandatario estadounidense solo muestra su exacerbada hostilidad contra los migrantes y posiblemente, como le ha respondido Peña Nieto, una “frustración de política interna” por una gestión marcada más por los reveses que por los aciertos.

En esa línea de buscar más culpables afuera que adentro están también los países emisores de migrantes que no terminan de asumir la enorme responsabilidad que les toca en este éxodo de infantes, hombres y mujeres.

Son víctimas que se encuentran entre la espada y la pared, entre gobiernos que han fracasado en generar bienestar social con los impuestos que paga la población y la feroz embestida de un país que sataniza a los migrantes.