Editorial

Puentes históricos de la capital

Recientemente, las autoridades del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH) incluyeron en el Inventario de Bienes Patrimoniales a siete puentes de la capital, de una lista de 15, que no solo unen a las ciudades gemelas sino que son una herencia del pasado en la otrora Villa de Tegucigalpa.

Algunos de ellos, como el puente Mallol -la primera estructura que unió Tegucigalpa y Comayagüela-, datan del siglo XIX y han soportado el trajín de un tráfico que al momento de su edificación difícilmente hubieran podido imaginar quienes erigieron tales obras.

De hecho, según los datos históricos, fue hasta 1905 que por las calles de Tegucigalpa rodó el primer carro. Cuánto más admirables nos resultan entonces estas construcciones de antaño que de sostener el paso de peatones y carretas pasaron a soportar el peso de toneladas de vehículos y siguen incólumes a pesar, incluso, de la falta de mantenimiento en algunas descuidadas administraciones.

De allí que no deje de sorprender que obras recientes como el puente aéreo Ricardo Álvarez haya empezado a colapsar apenas dos años después de su inauguración, incapaz de sostener la carga de un parque vehicular que debió ser tomada en cuenta por los responsables del proyecto.

Esos puentes históricos no cedieron ni siquiera ante los embates del huracán Mitch, el peor que se recuerde, manteniéndose de pie, como una prueba fehaciente de que lo que se hace bien una vez, se hace para siempre.

Hacer puentes desechables es un lujo que ningún país se puede dar, menos uno tan pobre como el nuestro, ya que no solo se trata de recursos que se pierden por la ineficiencia y la corrupción, sino de poner en riesgo mortal la vida de quienes transitan por ellos, lo cual es una irresponsabilidad criminal.

En la pasada y presente administración municipal las obras de infraestructura se han multiplicado con el fin de aliviar el tráfico y darle un mejor ordenamiento a la capital de Honduras.

Entre estas obras están, por supuesto, los puentes, aéreos en su mayoría, que esperamos reúnan las condiciones para una larga vida útil. Pero eso solo el tiempo lo dirá.