Editorial

Un paro que deja daños a la salud

Miles de enfermos que no pueden costearse un servicio en un hospital privado siguen soportando la insensibilidad de un gremio médico, que exige un incremento salarial de 23%.

Desde el 15 de noviembre reciente, unos 2,500 galenos que trabajan con el Estado mantienen un paro de labores exigiendo el aumento salarial antes mencionado; mientras que el gobierno les ofrece una ampliación de 4.5%, pagado de manera retroactiva.

Como en el país es costumbre que los sindicatos y los gremios piden lo máximo para alcanzar lo posible, extraoficialmente se conoció que los médicos podrían aceptar el 12%. Esta propuesta sería formalizada ayer ante la comisión negociadora.

Mientras no haya un acuerdo entre las partes los daños causados a la salud de la población se profundizan. Es doloroso ver en los hospitales y centros de salud del país a los pobres clamando por una consulta médica, pero también resulta indignante la frialdad de los médicos que la Universidad Nacional Autónoma de Honduras ha formado y que el gobierno ha contratado.

Si bien es cierto que ellos tienen todo el derecho a exigir un mejor salario, también deben estar conscientes que su formación, brindada gratuitamente por el Estado, difiere al de otras profesiones, pues ella está relacionada directamente con la vida de las personas.

Tampoco se puede juzgar a todos los médicos por igual, muchos están comprometidos con la salud de los más desposeídos, siguiendo las enseñanzas de Hipócrates, el “padre de la medicina”; pero también están aquellos con un enfoque más al mercantilismo que al servicio humano.

Aunque la Secretaría de Salud anunció la contratación de sustitutos de los huelguistas, no solucionó el problema, el cual de no atenderse desde la raíz seguirá causando cuantiosos daños a la población más vulnerable.

En este momento el país atraviesa una crisis política que amenaza con un desbordamiento en lo social, es necesario la sensatez de todos los sectores para alcanzar la paz y el bienestar colectivo.