Editorial

Masacre en Las Vegas, un campanazo

La violencia es una característica innata de los seres humanos. Las diferencias en sus conductas proceden de la educación, el respeto al prójimo, la sumisión a las leyes y la prevención.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la violencia como “el uso intencional de la fuerza física, amenazas contra uno mismo, otra persona, un grupo o una comunidad que tiene como consecuencia, o es muy probable que tenga como consecuencia, un traumatismo, daños psicológicos, problemas de desarrollo o la muerte”.

El ataque armado hacia una multitud, ocurrido el domingo recién pasado en Las Vegas, Estados Unidos, que dejó como saldo 59 personas muertas y otras 527 heridas, además de generar una conmoción mundial, mostró que ninguna nación está vacunada contra la violencia.

Y que en la habitación del tirador y responsable de la masacre, Stephen Paddock, la Policía haya encontrado 19 rifles, dos con mira telescópica, y abundantes municiones, es un campanazo sobre el control de armas de fuego.

Este lamentable hecho -que el presidente estadounidense Donald Trump calificó como un acto de pura maldad- deja bien claro a todas las sociedades del planeta la urgencia de establecer rigurosas legislaciones en el negocio de las armas y así evitar o prevenir que estas lleguen a manos de psicópatas.

Lo ocurrido en Las Vegas solo es una manifestación de la violencia física provocada por un hombre con problemas mentales, pero en el mundo también está aquella generada por el extremismo radical, el odio religioso y por los intolerantes dictadores que amenazan con desaparecer a pueblos enteros.

Debido a que la violencia en sus diferentes tipologías es considerada como una de las principales causas de muerte a nivel global, la OMS llama a todas las naciones a contrarrestarla y prevenirla para evitar sus repercusiones.

Para estar a salvo de ella, no basta con cerrar puertas y ventanas o dejar de visitar los lugares públicos, o tratar de ocultarla ante los ojos de los demás; es necesario tomar medidas contundentes para neutralizarla.