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Vejez ¿divino tesoro?

Como árbol que se aferra en la colina pedregosa, combatiendo dragones a diario, remontando los cielos oscuros de la incertidumbre, capeando como si fuese un marinero las tormentas en los océanos turbulentos de la vida, es la vejez. El crujir de huesos en su andar cansino que lo lleva por sendas trágicas, amargas, otras veces con leves movimientos nos caemos cual pluma ingrávida hacia la tierra dejándonos hematomas como si fuesen recuerdos de los azahares de la vida.

La vejez toca la puerta de millones de seres que cuando se es joven se sueña con la plenitud al saberse que estará libre de trabajos arduos, esos que se ejecutan debajo de ardientes soles o de copiosas lluvias pero que con la plétora juventud los enfrentamos cual superhéroes y batimos las palas o forjamos el hierro en acero o convertimos la madera en bellos muebles y construimos megaciudades en papel y calco para posteriormente dirigir las construcciones masivas en mármol en oro batido en el crisol de la sabiduría.

Y soñamos con el día de la jubilación, soñamos que conoceremos la ciudad eterna, la de la luz perpetua, recorreremos mares y conoceremos islas en cruceros del amor, el solaz será la constante en nuestro diario vivir y cultivaremos jardines o asesoraremos industrias o fábricas donde nuestra sabiduría será solicitada por cuerpos imberbes recién salidos de universidades pero sin el expertise y bagaje que se posee a través de las largas horas de insomnio y ruda labores ejercidas entre oficinas de la empresa privada o de servidores del Estado y dejaremos estelas por currículo con grandes maestrías que hablan de todos los escalones que supimos elevarnos entre millones que no tuvieron oportunidades y que solo fueron peones empujando las manivelas de los engranajes del desarrollo de nuestra nación.

Lentamente el ojo fue perdiendo su brillo, empecé a utilizar los aros con lentes para mejorar la vista que se fue cansando poco a poco como llama de vela que se derrite lentamente, hoy me vi mi primera cana y salté de alegría, estaba entrando por puerta abierta al clan de los señores que portaremos las de plata con mucho orgullo, más supe que fue un alegrón de pueblo porque encontré muchos cabellos en la almohada y en el baño, la alopecia será mi compañera, pero me alegra en el fondo porque el perfil del hombre del futuro será de hombres y mujeres calvas, algo así como los extraterrestres, esta tarde sentí un calambre y mi espalda me empezó a doler, creo que es porque trabajé sin parar, antes ni las gripes llegaban a mi persona, la infusión de hojas de eucalipto junto con rodajas de cebolla endulzadas con miel me pareció desagradable, pero mi abuela era lo que usaba en sus tiempos y le llegaban.

Mi vecino me estuvo llamado casi a gritos y no le escuché, pienso que estaba distraído, tuve que poner un poco más de volumen al televisor porque casi no escuchaba, puede que sea un tapón de cerumen que me está afectando mi audición, fui al audiometrista y me recetó gotas y comprobó que algunos sonidos de la escala ni los escuché, vaya, después de usar las gotas en mis oídos ahora siento que ando un grillo permanente en mis oídos. Caramba, estoy desvelado, me he levantado cuatro veces hacer pis con un chorrito de agua como si fuese el río Choluteca en tiempo de verano. Por fin me jubilé e hice los trámites en el instituto de jubilación, me frotaba las manos porque sé que mi pensión es de mucho billete, me hicieron los cálculos y después de haber trabajado 45 años comprobé que viviré con una pensión de hambre porque mis ingresos no serán los mismos como cuando estaba activo.

Me asombré cuando miré que el pago del seguro social no lo hacen en base a techo como los empleados activos sino en base a salario bruto, ahora que estoy jubilado pago más que cuando estaba laborando, dicen que es porque los viejos utilizan más especialistas; urólogos, cardiólogos, ortopedas y que los medicamentos que usamos se salen del cuadro básico que maneja el hospital, más he ido en varias ocasiones a las clínicas y he visto como la sala de espera está llena de jóvenes, muchas mujeres jóvenes están embarazadas y necesitan ginecólogo, otros están fracturados y necesitan ortopedas, otros están utilizando sondas recolectoras de orina porque sus próstatas también empezaron a fallarles desde muy temprano y no son solo viejos los que necesitan especialistas y me pregunto ¿acaso no tenemos el derecho de que se nos trate con más dignidad?

Me hicieron la densitometría y mis huesos parecen un queso suizo con muchos hoyos del tipo Emme, fui al médico y me aconsejó una operación de columna porque tengo algunas hernias que me salieron cuando hacía aquellas fuerzas de Hércules y me aconsejó la compra de platina y tornillos de titanio para poder mejorar la escoliosis y mejorar la estrechez que tengo y aprisionan mis nervios provocando fuertes dolores de espalda y piernas. Vaya hombre, caminé unas cuadras y la trabazón de huesos en la rodilla no dejaba de sonar, parecía tambores de carnaval, y el ciático se disparó con aquel dolor y ardor que tuve que pararme y hacer que estaba haciendo calistenia porque había muchas personas en la estación de buses, poco a poco se fue calmando y casi se me sale una lágrima, lo mejor es que dije que por lo menos no era el nervio del africano el irritado.

Fui a bailar y los pasos nuevos que tiene la muchachada los desconozco, me sentí bien cuando escuché a Bienvenido Granda, la Sonora Matancera o los Bee Gees, me comentaron que hiciese los pagos de servicios públicos, garrapatas para siempre en el presupuesto del hogar vía Online y acaso pude hacerlo porque empezaron a solicitarme cosas que desconozco como cuando dicen “token”, conozco el tótem pero no el token y tuve que ir al banco y hacer fila con los de la “tercera”, fila insufrible porque estos vetarros traen todos los papeles que pagar y la de los hijos y tardan un mundo para estampar la firma con mano temblorosa en el recibo que extiende el banco, al final salí a la hora del almuerzo, llegué a casa, almorcé y después mis ojos se empezaron a cerrar, dije para si que era la hora de la siesta.

La vejez no es un tesoro, es un árbol que lleva carcoma dentro, pronto le saldrán el alzhéimer, la quebradura de cadera, el usar lentos más gruesos, ahora tengo pura cara desde el mentón hasta atrás porque el cabello voló con los vientos del tiempo y para el colmo de los colmos el otro día estaba con un grupo de vejestorios tomando un expreso para conseguir energía con la cafeína pura cuando un chavalo pasó, nos quedó viendo y nos dijo: “la mesa de las palomas muertas”, no lo entendí, yo por eso toco madera; toc, toc… ¿quién?

* aliabraham721@hotmail.com