Columnistas

Una gran oportunidad para Honduras

Hace un año, Berta Cáceres, la internacionalmente reconocida defensora del medio ambiente, fue asesinada vilmente en su residencia en La Esperanza, Intibucá.

Al igual que ella, durante los últimos doce meses también fueron víctimas de la violencia muchos otros defensores, activistas, periodistas, mujeres y hombres que defienden sus comunidades y hablan a favor de los derechos de otros más vulnerables.

Algunas de estas personas, así como Cáceres, gozaban de medidas cautelares otorgadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Es decir que la complejidad de sus casos, sus actividades y las amenazas y peligros a los que estaban expuestos, eran conocidos. Sin embargo, esto no impidió que fueran víctimas de la violencia.

Durante este período no solo han ocurrido hechos negativos; Honduras también ha dado pasos en la dirección correcta para solventar los principales problemas que enfrenta.

El establecimiento de la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (Maccih), la Comisión Especial para el Proceso de Depuración y Transformación de la Policía Nacional de Honduras, y el Sistema Nacional de Protección de Defensores y Defensoras de Derechos Humanos, Periodistas, Comunicadores Sociales y Operadores de Justicia, son algunos ejemplos que resaltan de estos bloques que se están colocando para construir la Honduras que el pueblo hondureño anhela y merece.

Todos estos esfuerzos ayudan a Honduras, pero para seguir avanzando es necesario redoblar los esfuerzos para asegurar que estos mecanismos sean efectivos en su mandato de crear un cambio positivo y duradero en el país.

Nuestros socios de todos los sectores de la sociedad hondureña nos han enfatizado sobre la necesidad de asegurar el respeto a los derechos humanos y el estado de derecho, aumentar la transparencia y el acceso a la justicia, fortalecer las instituciones hondureñas y fomentar la participación ciudadana en la gobernabilidad a nivel central y local, dando especial atención a la participación política, económica y social de las mujeres y los jóvenes.

Asimismo, se debe garantizar el respeto al diálogo y la disensión, e incluso a la protesta pacífica, como bases para una democracia fuerte y participativa, asegurando que las personas que desean una Honduras mejor puedan expresar y manifestar sus opiniones sin temor a represalias ni a la violencia.

Para asegurar una Honduras estable y pacífica, es fundamental dar respuestas rápidas y efectivas a las demandas de la sociedad hondureña, comenzando con un diálogo abierto, constructivo e inclusivo, que permita encontrar soluciones consensuadas a los problemas del país, incluyendo la corrupción y la impunidad, los cuales sabemos que son causantes de la desigualdad.

El diálogo de este tipo no siempre es fácil, pero es esencial para toda sociedad.

Como todo país, Canadá también tiene desafíos en materia de derechos humanos, precisamente en la relación con nuestros pueblos indígenas; sin embargo, hemos comenzado una renovación de esta relación basada en el reconocimiento de derechos, el respeto y la cooperación, acompañados de mecanismos que faciliten la justicia y la reparación.

Como representante de Canadá, nación amiga de Honduras, sé que el pueblo hondureño desea y trabaja para tener paz y mejores oportunidades. Con nuestro programa de desarrollo, comercio bilateral, inversión privada y apoyo al turismo, hemos puesto nuestra confianza en Honduras, y continuaremos apoyando al pueblo hondureño para mejorar la gobernabilidad y el respeto al pluralismo, la diversidad y los derechos humanos, y lograr el crecimiento económico sostenible.

En este aniversario de la muerte de Berta Cáceres, reflexionemos sobre el tipo de sociedad que deseamos construir.

El logro de una resolución satisfactoria del asesinato de Berta Cáceres, y la garantía de la seguridad y la libertad de expresión para los defensores y la ciudadanía en general, representan una gran oportunidad para el Estado hondureño para enviar una señal positiva a la comunidad internacional sobre su voluntad de proteger los derechos humanos.

A pesar de que los retos son grandes, confío que en Honduras existe la determinación para enfrentarlos. Canadá está dispuesta a seguir apoyando estos esfuerzos.