Cualquier hondureño que se respete a sí mismo y que por extensión aprecie y defienda su país, resiente y le ha caído mal la amenaza torpe de la congresista estadounidense María Salazar, pues, aunque lleva dedicatoria para defender las inconstitucionales zonas de desarrollo, ZEDE, no oculta una arrogante actitud de desprecio hacia todos nosotros.
Sentenciarnos con que ahora tendrán un nuevo “sheriff” en Estados Unidos para ponernos en orden está bastante cercano a la estupidez, aunque aquí algunos aplaudieron el desatino de esta pobre señora, que intenta desesperada ganar reconocimiento en un país que la trata como una del montón, porque entre todos los congresistas solo hay un grupito privilegiado que decide y manda.
La insignificancia empuja a esta señora a acercarse al discurso de sus ídolos conservadores republicanos, desde un intransigente y obtuso Marco Rubio, probable jefe del Departamento de Estado, hasta un procaz y convicto Donald Trump, escogido como
presidente.
La vida, que se construye de detalles, está dejando algunos muy interesantes en estas semanas; mientras Trump amenaza con masivas deportaciones de inmigrantes, aumentar los impuestos a los vecinos y castigo a sus opositores, otros van por mejores caminos de la negociación, el comercio y la prosperidad.
Al mismo tiempo de las amenazas de Trump, el presidente de China, Xi Jinping, se pasaba 11 días de visita en América del Sur; entre una cumbre en Río de Janeiro y otra en Lima, tuvo 40 reuniones bilaterales y firmó unos 60 acuerdos de cooperación con diferentes países.
Así, mientras Estados Unidos planea levantar muros fronterizos y groseros aranceles a las importaciones, China inauguró en Perú el puerto más importante de Latinoamérica, que agilizará el comercio y beneficiará a toda la región.
Además de Perú, Brasil mantiene un fabuloso intercambio comercial con China; el mismo camino que pueden seguir Chile, Bolivia, Venezuela, Uruguay, etcétera, y hasta la reacia Argentina de Javier Milei, que había jurado no negociar nunca con socialistas, pero las circunstancias y el pragmatismo lo han acercado al presidente Xi y el otro año hasta podría estar de visita en Beijing.
Hace poco más de año y medio nuestro país tiene relaciones plenas con China, país de asombrosa historia y de un envidiable crecimiento social y económico, y si supiéramos encontrarle el lado de la cooperación mutua y el beneficio compartido, seguramente tendríamos un gran respaldo para salir de este insufrible atraso.
Aunque sea desigual, mantenemos una buena relación con los Estados Unidos, pero, que no se crea Salazar y sus pares supremacistas que nos pueden venir a amedrentar a todos con sus casposas amenazas, como dijo Francisco Morazán: “La grandeza de la patria no se mide por la extensión de su territorio, sino por la dignidad y el honor de sus hijos”.