Columnistas

No me representan

A muchas personas les avergonzaría declararse de izquierda porque se sentirían inmediatamente relacionados con algunos partidos o figuras políticas. Lo mismo sucede, aunque siento que en menor medida, con la derecha. Esto a pesar de que algunas ideas de administración del Estado les gusten más que otras.

En el caso de Honduras, hay quienes no les gustaría ser relacionados con Libertad y Refundación y sus principales figuras nacionales y aliados internacionales; del mismo modo que hay quienes no se dicen de derecha para no ser vinculados con los partidos de esa orientación.

Pero creo que ese es un error en los fundamentos de la formación política. En Honduras un ciudadano puede pensarse como de izquierda a la vez que decir: “Libre no me representa”.

Igualmente, alguien que se considera de derecha puede no sentirse representado por el Partido Nacional, que desde los estatutos es posible que sea el partido más conservador que existe en Honduras.

Esta intención de desvincularse sucede así porque las instituciones políticas están contaminadas por interpretaciones incorrectas de sus ideas fundamentales, que producen pensamientos y acciones febriles y delirantes. Tampoco hay que olvidar que ni la izquierda ni la derecha son homogéneas a pesar de que se piensen como un bloque. Y si acaso fueran un solo bloque no se hablaría de una idea política sino de una religión, cuyo pequeño dios pretende reinar en este mundo, sin piedad y a costa de lo que sea.

El pensamiento de izquierda tiene que ver con la justicia social, con la manera en que se piensan las relaciones de poder y de producción.

En definitiva, tiene que ver con una respuesta inconforme que se le da a un sistema. También tiene un espectro mucho más amplio, de movimientos sociales reivindicatorios, a los que las personas se adhieren o no según su sistema de creencias. El pensamiento de derecha se relaciona más con el conservadurismo de ciertas formas dentro del gobierno y prácticas sociales y económicas. Y hay quienes sí comulgan con estas ideas, mas no con sus vehículos.

Lastimosamente, creo que cuando no existe suficiente conciencia histórica y formación política, se es de izquierda y de derecha como si se fuera fan del sistema de juego de José Mourinho o el de Pep Guardiola.

El pensamiento político ha evolucionado por fin cuando se piensa y se cuestiona lo que sucede dentro de los partidos políticos, cuando es posible no sentirse representado por ellos y a pesar de eso ser capaces de considerarse seguidor de una idea más amplia y sublime. Entonces, definitivamente se está frente a un síntoma de evolución.

Creo que ese es el gran problema de los miembros de las generaciones más conscientes, que no se sienten representados por los partidos políticos, y por ello piensan que tampoco pueden llamarse de izquierda o de derecha, cuando en realidad su pensamiento está de un lado o de otro, por supuesto, con matices.

Es de allí que salen tantos que se llaman apolíticos. Del mismo modo habrá más de alguno que por saberse de izquierda o de derecha sienta una obligación con uno u otro partido, aunque pienso que los verdaderos y verdaderas hombres y mujeres de izquierda o de derecha pronto se dan cuenta del circo que montan los políticos sobre la base de las ideologías