El periodista e intelectual británico Paul Mason, el pasado 19 mayo de 2020, en una entrevista concedida a BBC News Mundo, respecto al desarrollo del coronavirus se preguntaba: “¿Qué va a pasar cuando la gente se dé cuenta de que la normalidad no va a regresar?”.
Él afirma que necesitamos tres cosas: (1) “Que el gobierno tenga una participación en todos los negocios estratégicos”; (2) la implementación de “servicios básicos universales”; y, (3) que “los bancos centrales compren deuda del gobierno”.
De acuerdo con el numeral (1), el Estado debe invertir en empresas como “aerolíneas y petroleras”, no para rescatarlas, sino para que “mantengan la fuerza de trabajo”, y además, para que “empiecen a cambiarse a tecnología verde”.
En el caso del numeral (2), se trata de “usar el dinero de los contribuyentes no para garantizarle un salario a todo el mundo, sino para proveer servicios gratis: salud, educación a nivel universitario, viviendas muy baratas y transporte muy barato o incluso gratis en
las ciudades”.
Pero como en esta crisis la gente requiere efectivo, Mason aclara que “en el corto plazo necesitamos en cada país un esquema de salario básico
universal”.
Por último, según el numeral (3), se necesita que “los bancos centrales compren deuda del gobierno, si es necesario de manera directa”, aunque ello vaya contra la ortodoxia y afecte la independencia de
esas instituciones.
El profesor brasileño Oliver Stuenkel, a su vez, en entrevista concedida a BBC News Mundo el 4 de mayo de 2020, sostenía que se ha “comenzado a conversar sobre la idea de un impuesto a la riqueza, como parte de un fenómeno global”.
Stuenkel opina que: “Hay una profunda comprensión de que la crisis financiera de 2008 ha generado más desigualdad, más inseguridad laboral”, por lo cual estima “vendrá un debate sobre el ingreso básico universal”. Él no cree que “se vayan a aprobar políticas con relación a estos temas, pero van a estar en la discusión”.
Stuenkel sostiene que “el debate político sobre la desigualdad se ha acelerado gracias a la pandemia”. Además afirma que: “Quizás uno de los legados positivos que deje la pandemia es que se considere mucho más razonable una mayor inversión en salud pública”.
De inmediato existen muy pocas posibilidades de implementar un “salario básico universal” en Honduras, especialmente por la caída en picada de las finanzas públicas.
Momentáneamente tendremos que seguir conformándonos con las “bolsas solidarias”, los bonos y las “transferencias monetarias condicionadas” y no condicionadas, aunque por la gravedad y extensión de la pandemia las mismas resulten insuficientes