Barcelona: En los cementerios, los empleados tienen un trabajo enorme, habiendo solicitado que se aumente el personal. Los cadáveres tienen que quedar en su mayoría en el depósito por falta de tiempo para enterrarlos”. “Avila: En Gutiérrez Muñoz falleció un joven y los vecinos se negaron a enterrarle, poseídos de hondo terror. Tuvo que sepultar el cadáver el médico D. Gabriel González, auxiliado por un forastero”. Estas citas son del diario ABC de España, publicadas entre los años 1918 y 1919 cuando el mundo cursaba una de las más mortales pestes registradas en la historia. Fue llamada injustamente Gripe Española. La pandemia duró aproximadamente 18 meses y en ese espacio de tiempo mataría a más personas que las dos guerras mundiales juntas. Un aproximado de 100 millones de personas murieron por la cepa de esta virulenta gripe: casi cinco millones de personas al mes.
Llama mucho la atención lo que el periódico informa que les sucedía a los habitantes del municipio de Avila: estaban poseídos de hondo terror. Y no era para menos. De acuerdo con las fuentes históricas, los síntomas eran espantosos: los pacientes desarrollaban fiebre e insuficiencia respiratoria; la falta de oxígeno causaba un tono azulado en el rostro; las hemorragias encharcaban de sangre los pulmones y provocaban vómitos y sangrado nasal, de modo que los enfermos se ahogaban con sus propios fluidos en pocas horas.
Es importante saber que la gripe común mata entre 290,000 y 650,000 personas cada año. Por ser estacional no se considera una pandemia, pero el número de muertes es elevado. En el año 2019 murieron 6,300 personas en España y 34,200 en los Estados Unidos de acuerdo con cifras oficiales. ¿Qué tiene de especial esta nueva cepa de gripe llamada Covid-19 que merezca tanta atención de organismos internacionales y gobiernos? La primera respuesta es: nada. Es otra gripe más. La segunda respuesta es: lucro. Negocio. Engaño. Histeria.
Hacia el final de la pandemia de la gripe A (H1N1) de 2009-2010, el Consejo de Europa abrió una investigación sobre los puntos oscuros de la gestión de la OMS y la influencia de los laboratorios y la industria farmacéutica, la cual señalaba que la alerta de pandemia fue impulsada por las empresas farmacéuticas para recuperar las inversiones que habían realizado en investigaciones. Las denuncias también apuntaban a las presiones de las farmacéuticas sobre la OMS para “organizar la psicosis”. La llamaron “La pandemia de la indecencia”, “Histeria pandémica” y otros adjetivos calificativos. Muchos gobiernos dilapidaron grandes sumas de fondos públicos y también provocaron temores injustificados sobre los riesgos para la salud que enfrentaba el público. Los beneficios generados a las farmacéuticas sumaron más de 10 mil millones de dólares.
Gripe, histeria y lucro: un trío que anda buscando hacer negocios en Honduras. El gobierno, los medios de comunicación, la industria farmacéutica local, los diputados, los importadores y las compañías distribuidoras los esperan con mucho ánimo y grandes expectativas por la gran feria que se avecina, organizada por ellos. Las gripes siempre estarán con nosotros. Pero en Honduras es más probable que nos muramos de un asalto en un bus, a manos de un marero o de la cólera al leer el recibo de la luz. Pero también reconocemos que nos podemos morir del susto que nos han metido los organizadores de la feria y de la histeria, por amor al maldito lucro.