El bardo Leonel Alvarado sostiene: “Hay dos temas casi ineludibles en la literatura hondureña: la Patria y Francisco Morazán. Volver a estos temas es parte de una necesidad casi ontológica que busca definir la identidad nacional o la hondureñidad, a partir de eventos históricos que quizás nunca pierdan vigencia.
Cabe mencionar que Morazán, el hombre y el mito, es el símbolo esencial de una identidad posible que el hondureño siente que le fue arrebatada en el siglo XIX y a la que todavía se siente con derecho. Por lo tanto, Morazán se ha convertido en lo que Frederick Jameson califica de ‘una alegoría nacional’, en la que se proyectan las aspiraciones, no del todo definidas, de una colectividad.
Esto permite que la discusión trascienda el ámbito meramente intelectual y adquiera los visos de una preocupación ciudadana. Al ser transformado en discurso, el nombre de Morazán entra finalmente en el espacio de la manipulación...” (Cuadernos Hispanoamericanos, No. 799, Enero 2017, pp. 10-11). El historiador Libny Ventura, tras años investigando, ha reconstruido la genealogía materna del prócer, en tanto la colega francesa Catherine Lacaze, con su tesis doctoral “La fabricación del héroe. Usos políticos de Francisco Morazán en el Centro de América en el siglo XX (1942-1992)”, afirma: “Después de haber investigado sobre la transformación del personaje histórico en héroe entre su muerte en 1842 y el centenario de este, se analiza la conmemoración de 1942 y las nuevos usos políticos que se han hecho de esta figura hasta el Bicentenario de su nacimiento en 1992.
El objetivo es determinar hasta qué punto el culto de Morazán se ha popularizado a lo largo del siglo XX, con énfasis en una perspectiva comparativa a nivel centroamericano”. Declara que a partir del colapso de la República Federal y su fusilamiento, “la figura de Morazán experimentó un proceso de heroización comenzado por algunas élites de América Central”. Damos la bienvenida a estos dos nuevos estudios que incrementan cualitativamente los antecedentes familiares y el ingreso de Morazán a la inmortalidad, a despecho de sus detractores de ayer y hoy.
El estudio de Morazán y la generación que lo respaldó y adversó, la época y circunstancias en que transcurrieron sus vidas, constituye una temática que está lejos de ser agotada por las y los historiadores.
A medida se localizan más fuente documentales, en esa misma proporción se cuenta con inédita información para ampliar conceptos e interpretaciones, confirmar lo aseverado o modificarlo, según sea el caso. Los años de existencia de la República Federal de Centroamérica fueron altamente dramáticos y complejos, tanto a nivel de cada Estado como de la región, al igual que respecto a las relaciones diplomáticas y comerciales con otras naciones, particularmente Gran Bretaña.
Desde las obras escritas por Lorenzo Montúfar, Ramón Rosa, José Beteta, Eduardo Martínez López, Ángel Zúñiga Huete, Arturo Mejía Nieto, Ricardo Dueñas, Mario Rodríguez, Medardo Mejía, Robert Chamberlain, Clemente Marroquín Rojas, Antonio Morales Baños, Miguel Cálix Suazo, Alberto Santana, Filander Díaz Chávez, entre otros, se agregan hoy las arriba citadas
Cabe mencionar que Morazán, el hombre y el mito, es el símbolo esencial de una identidad posible que el hondureño siente que le fue arrebatada en el siglo XIX y a la que todavía se siente con derecho. Por lo tanto, Morazán se ha convertido en lo que Frederick Jameson califica de ‘una alegoría nacional’, en la que se proyectan las aspiraciones, no del todo definidas, de una colectividad.
Esto permite que la discusión trascienda el ámbito meramente intelectual y adquiera los visos de una preocupación ciudadana. Al ser transformado en discurso, el nombre de Morazán entra finalmente en el espacio de la manipulación...” (Cuadernos Hispanoamericanos, No. 799, Enero 2017, pp. 10-11). El historiador Libny Ventura, tras años investigando, ha reconstruido la genealogía materna del prócer, en tanto la colega francesa Catherine Lacaze, con su tesis doctoral “La fabricación del héroe. Usos políticos de Francisco Morazán en el Centro de América en el siglo XX (1942-1992)”, afirma: “Después de haber investigado sobre la transformación del personaje histórico en héroe entre su muerte en 1842 y el centenario de este, se analiza la conmemoración de 1942 y las nuevos usos políticos que se han hecho de esta figura hasta el Bicentenario de su nacimiento en 1992.
El objetivo es determinar hasta qué punto el culto de Morazán se ha popularizado a lo largo del siglo XX, con énfasis en una perspectiva comparativa a nivel centroamericano”. Declara que a partir del colapso de la República Federal y su fusilamiento, “la figura de Morazán experimentó un proceso de heroización comenzado por algunas élites de América Central”. Damos la bienvenida a estos dos nuevos estudios que incrementan cualitativamente los antecedentes familiares y el ingreso de Morazán a la inmortalidad, a despecho de sus detractores de ayer y hoy.
El estudio de Morazán y la generación que lo respaldó y adversó, la época y circunstancias en que transcurrieron sus vidas, constituye una temática que está lejos de ser agotada por las y los historiadores.
A medida se localizan más fuente documentales, en esa misma proporción se cuenta con inédita información para ampliar conceptos e interpretaciones, confirmar lo aseverado o modificarlo, según sea el caso. Los años de existencia de la República Federal de Centroamérica fueron altamente dramáticos y complejos, tanto a nivel de cada Estado como de la región, al igual que respecto a las relaciones diplomáticas y comerciales con otras naciones, particularmente Gran Bretaña.
Desde las obras escritas por Lorenzo Montúfar, Ramón Rosa, José Beteta, Eduardo Martínez López, Ángel Zúñiga Huete, Arturo Mejía Nieto, Ricardo Dueñas, Mario Rodríguez, Medardo Mejía, Robert Chamberlain, Clemente Marroquín Rojas, Antonio Morales Baños, Miguel Cálix Suazo, Alberto Santana, Filander Díaz Chávez, entre otros, se agregan hoy las arriba citadas
