Columnistas

Una larga e interminable espera

Después de casi ocho años, más lo acumulado en otros puestos, el pueblo capitalino se hastió de ver a la misma persona que solo se ha dedicado a estar como topo haciendo agujeros por doquier, desde el alba hasta cuando el espacio sideral se oculta por los rayos del sol.

¿Por qué el Trans-450 no se ha echado a andar?, cada vez se destruye obra acabada que nos ha costado un ojo de la cara para inventar una nueva apertura que también nos costará el otro ojo de la cara.

¿Por qué los ríos siguen inmundos, donde antes era vida hoy hay hedor nauseabundo y flota la vivita?, no se hicieron nuevas alcantarillas ni se focalizaron los lugares que dejan que sus aguas negras y servidas vayan a dar a las quebradas y de estas a los ríos; no hay política de saneamiento para revertir el daño ocasionado al medio ambiente.

Las colonias y los barrios tienen como calles bojotes de concreto hidráulico de baja calidad, las calles recién acabadas empiezan a agrietarse rápidamente y el cemento a desprenderse, porque aunque lo presupuestado fue elevado para construcción, el constructor se embolsó millones y sus operadores vendieron a granel las bolsas de cemento y grava.

Los mercados se extendieron como pulpos, hoy las calles tomadas donde el vendedor ambulante se ha tomado hasta el centro histórico y las calles adyacentes a este, son mercados ambulantes donde se vende de todo y donde los chulos y chulas han hecho su casa de prostíbulo, donde el narcomenudeo es la constante del día; hasta Morazán, que antes “vigilaba de noche”, ha sido objeto de robo a mano armada porque se durmió. Los mercados inexistentes han sido devorados por el fuego y no han sido reconstruidos, fueron echados al olvido lo que provocó caos vehicular y peatonal porque las calles yacen bajo el poder del ambulante.

¿Dónde están los kínderes, las guarderías, los comedores públicos, los dormitorios públicos, los baños públicos?

¿Cómo deseas que vayamos y votemos por ti si te has rodeado de compinches señalados por actos reñidos con la ley y que tienen sendas colas que pisotear? ¿Cómo creerte, si fuiste parte de aquellos que gritaban a viva voz que la reelección era permitida si cuando hasta el más ignorante sabe que es un adefesio político, un aborto del cual fuiste parte en su creación?

Creímos que al decir que estabas a la orden era del pueblo y no de aquellos que te pueden dar un empujón económico para que tú puedas ganar las elecciones, tal como lo conseguiste para tu segundo período, que lo ganaste a pulso del buen trabajo.

¡Teleférico! ¿Para qué? Para ver la basura amontonada, los ríos llenos de aves de rapiña devorando los restos de basura y animales muertos, los canales de aguas estancadas y putrefactas, los techos de las casas de cartón y seres humanos deambulando como zombis porque no tienen fuentes de trabajo ni alimento para llevarse a la boca.

La larga espera está por finalizar, larga es la lista de lo que no has hecho, ni harás. Éste pueblo cansado espera que “el largo y ardiente verano” de inequidades llegue a su fin en espera de un nuevo edil que llegue para gobernar el pueblo capitalino como es debido y que no participe en la venta de pedazos de patria, esperamos el nuevo invierno político para que llueva café en el campo.