Columnistas

Al caer en el gran Congolón

La soberanía de su patria estaba siendo mancillada por aquellos hombres de barba, coraza de acero, espada y mosquete, montados en grandes bestias, cuando el arcabuz se disparaba era como si el trueno de Chaac sonara en el firmamento, aquellos en sus cordilleras se preparaban para lo inminente; la lucha cuerpo a cuerpo, las puntas de roca elaboradas de sílex y sus corazas hechas de algodón entretejido les cubrían sus pechos, más la lucha era desigual; los cañones rugían uno tras otro, los mosquetes hacían lo suyo también abatiendo a centenares, los cuchillos y las espadas destrozaban las carnes con filo infernal y los caballos en tropel levantaban los cuerpos de infelices que ofrendaban su vida por mantener su territorio libre de invasores, al final, la carnicería finalizó, los buitres hicieron festín de aquellos cuerpos insepultos y las cabezas de los líderes eran empaladas para ser llevadas a la ciudad de Santa María de la Nueva Valladolid de Comayagua. Corría el año 1537 E.C.

Hoy, nos aprestamos a una lucha sin cuartel, el territorio está siendo pisoteado, ultrajado, violado, roto su pabellón como lo ocurrido en las Islas de la Bahía que el pendón fue ultrajado por un gringo y ante la mirada de las autoridades que no hicieron nada, las llantas de un camión cisterna aplastaron la enseña patria.

La soberanía la está defendiendo la población en general que dice “NO” a las ZEDE, mas las Fuerzas Armadas que se han plegado a los sicarios de la patria se convierten automáticamente en traidores porque su principal misión es resguardar la integridad territorial y su soberanía, ellos creen que solamente cuando se nos agrede de otros países es que deben actuar, mas esa lucha a la que desplegaron su coraje por mantener la integridad territorial se vio por última vez el 14 de julio de 1969 cuando, enfrentándose y repeliendo al ejército salvadoreño, muchos cayeron con honor al ofrendar sus vidas por la patria, mientras con la guerra contra el ejército sandinista, estos permitieron que una base norteamericana se instaurara en nuestro suelo, paracaidistas gringos se lanzaron a suelo patrio como diciendo “nosotros somos los que mandamos ahora”; se entrenaron tropas extranjeras, aun aquellas que nos habían invadido en 1969, la patria violada y los comandantes en abrazo fraterno con la famosa Contra.

Hoy, cuando el pueblo está siendo repartido al mejor postor, donde la integridad territorial, quebrantada la soberanía nacional, las Fuerzas Armadas que están al servicio de la Presidencia resguardando sus propiedades, permitiendo el narcotráfico o como los mandaderos de los políticos, dejan a un lado su verdadera responsabilidad que es salvaguardar la soberanía e integridad territorial.

Elempira o Lempira, como desee llamarlo, estaría nuevamente elevándose en su peñón de Piedra Parada o Coyocutena listo para enfrentarse al invasor, listo para ofrendar su vida para que su pueblo pueda vivir en paz y libertad, mas la historia se repetirá cuando los hondureños sacrifiquemos la vida para que la integridad y soberanía nacional no sean mancilladas porque se está vendiendo como la “india virgen y hermosa dormías, de tus mares al canto sonoro, cuando echada en tus cuencas de oro el audaz navegante te halló, y al mirar tu belleza extasiado, al influjo ideal de tu encanto, la orla azul de tu espléndido manto, con su beso de amor consagró”. ¿Y usted está listo para la defensa de la patria?