Columnistas

Incertidumbre electoral

Para el 28 de noviembre están programadas las elecciones generales en Honduras. Elecciones que se espera fortalezcan la institucionalidad democrática. Para un evento de esta magnitud, a pesar de todas las limitantes económicas que tenemos no se deberían escatimar esfuerzos en la inversión de recursos económicos, siempre y cuando estén justificados, y que permitan alcanzar lo que tanto anhela el pueblo, que es elegir un presidente producto de un proceso electoral transparente. El Consejo Nacional Electoral (CNE) ha solicitado la ampliación del presupuesto para implementar un sistema de acta electrónica, huella dactilar y Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP), con la finalidad de garantizar elecciones transparentes, sin embargo, no hay certeza de que esto sea aprobado en su totalidad. En las últimas semanas, se ha escuchado por algunos dirigentes políticos de diferentes partidos que el Partido Nacional no quiere aprobar los recursos extra solicitados, asumiendo que es un gasto innecesario y que lo propuesto no es garantía de transparencia del proceso, y que por el contrario, esto se puede prestar para actos de corrupción. En relación con la compra de tabletas para la transmisión de resultados, se argumenta que Honduras no se puede prestar a un “tabletazo” ya que no hay capacidad de producción en los ofertantes y que otro factor negativo para la compra de estos aparatos es el tiempo que implicaría capacitar a los miembros de mesa. Con la falta de respuesta inmediata del Congreso Nacional en cuanto a la aprobación del presupuesto solicitado, pareciera que este proceso no es prioridad para el país. Con esto se interpreta que las reformas electorales que aprobaron ellos mismos ahora no están de acuerdo que se implementen. Con esto solo se genera una nueva incertidumbre en torno al proceso electoral, y sobre todo a su transparencia, lo que vislumbraría otra crisis política, y sobre todo de legitimidad con relación a quien se declare ganador en las elecciones. Lo que menos necesita el país, al final del año, es otra crisis política. Lo que necesitamos es lograr elegir diputados y un presidente con un liderazgo claro y consistente, que sean capaz de llevar adelante el programa de reformas que el país espera, con la capacidad de lograr consensos y tener una voz firme ante las presiones y expectativas que previsiblemente buscarán beneficios sectoriales.