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¿La trampa digital?

Muchos lo conocen: es uno de esos días, pasas horas en la computadora y el teléfono celular. Las reuniones en el trabajo o en contexto privado se llevan a cabo en línea y, en la actualidad, el entretenimiento suele ser digital y en pantalla. Para unos es un videojuego, para otros una temporada de su serie favorita o el streaming en directo de un concierto. Esto era completamente diferente hace solo unos años: podemos ver que la revolución digital avanza a un ritmo que hace que la revolución industrial del siglo XVIII parezca una carrera de caracoles. También en Honduras el alcance de la digitalización no debe subestimarse. Los teléfonos móviles han penetrado en todos los ámbitos de la vida y la importancia económica del mundo digital aumenta cada día.

La digitalización no desaparecerá. Cientos de miles han estudiado y trabajado en línea en Honduras desde la primavera de 2020. Las posibilidades digitales, por ejemplo, para las pequeñas empresas en el comercio electrónico, han creado mercados de reemplazo. Con el covid-19, la digitalización ha encendido un turbo inesperado. Esto hizo posible seguir realizando muchas actividades sin riesgo de infección. Pero tampoco es tan simple. Donde hay luz, hay sombra. ¿Qué consecuencias negativas en nuestra vida está provocando la digitalización extrema? Por supuesto, no todos se ven afectados por igual, pero muchas personas se sienten incómodas después de meses de una presencia aún mayor de la digitalización en sus vidas.

Somos seres sociales, este hecho milenario fue recordado con gran claridad en el último año. Nuestro “ADN” evolutivo ha sido social, y la supervivencia humana desde tiempos prehistóricos solo ha sido posible gracias a los lazos sociales. Millones de personas sintieron que no puede aislarse en su vida profesional y privada a largo plazo. Una fiesta de cumpleaños de videollamada tiene un regusto melancólico. Las estadísticas hablan un idioma similar. Las personas solteras sufren más psicológicamente por la distancia social, y cuando trabajan desde casa, muchas empresas se quejan de que la productividad económica ha disminuido. Ahora que las vacunas poco a poco prometen un relajamiento de la situación, deberíamos hacer un momento de pausa y pensar: ¿qué relación queremos con la digitalización en el futuro que se avecina?

La digitalización es una realidad y tiene ventajas obvias, solo hay que recordar, como con la mayoría de las cosas, que demasiado de algo bueno puede ser malo. Un ejemplo: las redes sociales eran una forma de ponerse en contacto con personas en tiempos de aislamiento y más allá de las fronteras nacionales, pero la ilusión de cercanía que provocan cientos de “amigos” también puede ser muy engañosa.

¿Cuántos de estos contactos “sociales” son verdaderos amigos que podrían venir al rescate de una situación de gran necesidad? ¿Cuánto experimentas del mundo a través de la pantalla? En consecuencia, las tecnologías digitales son herramientas que pueden mejorar nuestras vidas, pero no debemos permitir que nuestra “vida” digital se tome más en serio que la vida real. Lo siguiente debería aplicarse a las relaciones humanas: calidad en lugar de cantidad. Las horas de conversación mientras se hace una barbacoa con algunos amigos no pueden ser reemplazadas por una videollamada. Por tanto, intente encontrar un tiempo para tener un día sin sus dispositivos digitales. Experimentará un descanso refrescante. ¡Inténtelo!