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El tsunami que se avecina

Como si no fuese suficiente, además del rebrote del covid-19, las secuelas de los huracanes Eta y Iota, la persistente crisis económica y el desencanto dejado por las elecciones primarias en nuestro país, todo parece indicar que se avecina un tsunami político-institucional de gran magnitud, tal como ya lo anuncian algunos avezados analistas nacionales.

Ese maremoto social es la desafortunada consecuencia de juicios de hondureños ligados al narcotráfico, los cuales han sido condenados en cortes de Nueva York, y entre los que sobresale el hermano del actual presidente de Honduras.

De acuerdo con Gerardo Lissardy en un reportaje de BBC News Mundo de fecha 30 de marzo de 2021, “la condena también es una nueva señal de los cuestionamientos que enfrenta su hermano el presidente Juan Orlando Hernádez”, ya que de acuerdo con lo expresado por el propio juez Kevin Castel, “el tráfico de drogas en el que participó el acusado “de hecho fue patrocinado por el Estado”.

Según el magistrado aludido, “Tony” Hernández “actuó como facilitador en sobornos a políticos, incluido su hermano”, el presidente hondureño, provenientes de narcos como Joaquín “El Chapo” Guzmán, líder del Cartel de Sinaloa, para proteger el tráfico de cocaína”. Aunque el reporte de BBC News Mundo aclara que: “Ningún cargo formal ha sido presentado hasta ahora contra del mandatario, quien niega tener vínculos con el narcotráfico y asegura combatirlo”; agrega que los fiscales estadounidenses más bien “han revelado que abrieron una investigación sobre el presidente Hernández, a quien señalaron como co-conspirador en el juicio de su hermano y de otro hondureño hallado culpable de narcotráfico en la misma corte de Manhattan la semana pasada, Geovanny Fuentes Ramírez”.

La publicación referida aporta abundantes informaciones que por cuestiones de espacio nos abstenemos de transcribir, ya que nuestra intención no es hacer leña del árbol caído, sino más bien poner de relieve la delicada situación en que se encuentra la imagen externa y la credibilidad del país, la cual simplemente es desastrosa, por lo que concordamos en que nos amenaza un verdadero tsunami político-institucional.