Columnistas

Se ve algo claro después de la comparecencia ecuánime del secretario del Consejo Nacional Electoral (CNE). El abogado Alejandro Martínez ha tranquilizado el ambiente político. De personalidad recia y profundo conocimiento del sistema electoral, ha despejado dudas, resultado de la suspicacia con la que nos dejan marcados los fraudes electorales. Ilustra que el proceso electoral sigue su cauce conforme al cronograma. Este 14 de marzo tendremos elecciones en los tres partidos mayoritarios en nuestro país. En la próxima sesión del Pleno del CNE quedarán superados los escollos surgidos en relación a credenciales con nombre y conteos municipales. Por consenso o por mayoría. Con la presencia de la Concejal Presidente o con el suplente. De conformidad con la ley. No se duda de las buenas intenciones de la concejal Rixi Moncada. La sabemos recta y con compromiso patrio. Le conocimos actuaciones antes del golpe de Estado, para ella, golpe de Estado al ejecutivo (¿?) para la Comisión de la Verdad, o sucesión presidencial para uno. Si estuviera equivocada o la coyuntura no le fuera propicia, deberá ser tamizado en la ley, porque nos sometemos a su imperio. Sea que el resultado le sea de su agrado o no. Porque elegimos creer, sí, que son los intereses de nuestra Honduras, la de todos, los que se empeña en defender. No los personalísimos del líder de su partido.

Cómo hemos añorado la ciudadanización de las mesas electorales, que sus integrantes sean conocidos con anticipación para que sean responsables de sus actuaciones. No es ciudadanización de MER lo que tendríamos en estas elecciones. Cómo quisiéramos conteos locales, por hoy no hay condiciones de transparencia, seguirían igualmente amenazados. Solo es que el caudillo del pueblo coloque el pistolón sobre la mesa y arranque el conteo. Anécdota repetida tantas veces. Esta es una batalla. Bélicos como somos, la guerra apenas comienza. Hay que guardar fuerzas para lo más cruento, los días siguientes a las elecciones generales.