Columnistas

Meditaciones para el 2021

Las oportunidades en nuestras vidas las vemos muchas veces como situaciones desafiantes o difíciles; nosotros mismos creamos un círculo vicioso de autolimitaciones, nos cuesta a veces toda una vida, descubrir que lo que consideramos por sentado, podría de hecho no ser así, porque es una predisposición humana querer tener la razón.

Podríamos estar en un círculo vicioso de autolimitaciones cuando nos negamos a estar equivocados, a querer dominar por ser inflexibles para escuchar y ceder, a invalidar a otros sólo por justificarnos y a creer sólo nuestra razón para siempre sentir que ganamos.

La autolimitación es una forma de evadir responsabilidad, y la responsabilidad es un sitio que yo escojo estar; un lugar que me doy a mí mismo para decidir por mi vida, decidir quién soy y no culpar a otros por algo no deseado que persiste en mi vida y que quizás sólo es una amenaza imaginaria. Estar vivo hoy día es un trabajo, es una oportunidad de cuidar mi bioseguridad, pero el verdadero trabajo de estar vivo es el de convertir los problemas en oportunidades; y para que no suene frase trillada, las oportunidades deben ser acciones, y la principal es dejar de evadir responsabilidades como aceptar que nos equivocamos, dejar de justificarnos y admitir que también perdemos.

Todos tenemos derrotas por el destino, por injusticias y por acciones propias; quedarnos vencidos en el campo donde creemos haber perdido esa batalla se vuelve un autochantaje, un secuestro a nuestra oportunidad de poder robustecernos, cuando nos podemos vitalizar comenzando a hablarnos a nosotros mismos, a expresarnos, a ser afines, dar amor y realizarnos con una nueva manera de relacionarnos con el mundo.

Un contratiempo visto como una oportunidad para comenzar a liderar o tener un logro es una muy buena forma de alejar los miedos, porque además de la predisposición humana querer tener la razón, aunque estemos equivocados, también es naturaleza humana poder elegir. Que en cada meditación propiamente humana y más aún aquellas revestidas de espiritualidad depositada en Dios con la oración, nos fortalezcan para encontrar la paciencia y sabiduría de poder encontrar el lenguaje adecuado de escuchar y hablar. Las palabras que nos digamos a nosotros mismos y a otros, las palabras que nos edifiquen.