Columnistas

Configuración mental

Hace casi dos siglos que la tendencia ha sido el arribo al poder para no soltarlo y para que de manera autoritaria se dirijan los destinos de una sociedad, en nombre de la misma sociedad. Este postulado es válido para todos los colores del arco iris, configuración mental de naturaleza feudal que nos fue heredada desde el momento mismo de nuestra emancipación. Si somos parte del tercer mundo hay que actuar como tal pero con dignidad, no es necesario ceder todo si sabemos que de todas formas nos van a prestar dentro de las limitantes HIPC o sea de país pobre y condonado, podrán llegar ayudas de toda índole si ante el primer mundo tenemos la imagen de pobres pero honrados, como dicen nuestros compatriotas de tierra adentro. Para que un país sea receptor de inversión externa necesita -entre otras condiciones- crear ventajas competitivas: cotización favorable de su moneda ante el inversionista, una tasa de interés adecuada, buen manejo de su inflación, ventajas fiscales, bajos costos de transacción, etc, y claro está, no proporcionar datos arreglados, que del resto del mundo nos ven como somos y no como creemos que nos ven. La estabilidad política viene con la independencia de poderes, producto de un marco de leyes que se cumplen y no se tuercen. Esta última condición es fundamental para la inversión extranjera. Pero, en síntesis, para dejar de pensar en cómo quedo después de los procesos electorales, que es el reflejo del apetito político y el objetivo de la gente para nada productiva, se hace necesaria una reprogramación de la actividad económica, que tome en cuenta el variado abanico de recursos, y que se definan los verdaderos objetivos de nación. Para esto es necesario un Presupuesto Nacional de Ingresos y Egresos que sea el reflejo de hacia dónde estará orientada la política económica de la sociedad en su conjunto. Un ejemplo: Eslovenia, un país del viejo mundo, de raíces medievales, Europa central y miembro de la Unión Europea desde el 2004. Adquirió el euro como moneda oficial desde el 2017 y es miembro activo de la Organización Para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que solo integra países de primer mundo. La inversión extranjera que ha logrado es, en primer lugar, de Alemania, y de Austria e Italia por su orden. Pero, ¿por qué Eslovenia? Bueno, porque Eslovenia también tuvo primero una guerra de diez días para emanciparse de la antigua Yugoslavia, posteriormente a esto, el país quedó al vaivén de una clase política indeseable a tal grado que tuvo una sacudida fundamental y una depuración política que la llevó a lo que es hoy. En la actualidad, Eslovenia es de los países emergentes con una economía de indicadores macroeconómicos envidiables.

Si de algo tenemos que estar seguros es que de la mano del capital extranjero -si se buscan las alternativas adecuadas a los intereses nacionales- se pueden lograr metas de nación, pero hay que saber negociar y negociar en nombre de una sociedad deseosa de integrar un orden económico mundial, no extractivo, pero sí ganancioso para el bienestar colectivo, haciendo que las comunidades asentadas en la geografía de los potenciales proyectos sean participantes del beneficio.

Honduras, con 112,492 Kilómetros cuadrados, territorio accidentado y de altas planicies, valles profundos, llanos extensos y fértiles cruzados por ríos más o menos caudalosos y algunos navegables, con una rica biodiversidad, es poseedor de una riqueza natural envidiable, con grandes ventajas comparativas y posicionamiento geográfico de mucho valor; es potencialmente rico y bello. Los recursos naturales son para el desarrollo de los pueblos postulado a tomar en consideración por los países afincados en regiones geográficas bien dotadas. Los recursos naturales manejados con responsabilidad se vuelven renovables y propician el desarrollo sustentable y no aprovecharlos es como no tenerlos. El mundo demanda mucha alimentación y si somos parte de ese contingente de países que proveen, estaremos integrando la cadena alimentaria mundial representando una fuente vital. Es el momento de una hoja de ruta que pretenda un verdadero plan de nación, no para objetivos políticos, pero sí para lograr el posicionamiento que merecemos como parte del nuevo mundo, insistiendo que nada de esto es posible sin pasar por procesos de fortalecimiento de un Estado de derecho. Lo anterior no es desde ningún punto de vista utópico. Existen en el mundo ejemplos de países que han logrado mucho cuando el consenso la voluntad y la perseverancia prevalecen a los intereses egoístas. Pensar que la sociedad en su conjunto demanda de una reconfiguración, es un hecho. Continuar bajo los mismos esquemas heredados de épocas del pasado, es un grave error.