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Los webinars y la mejora personal

En estos días de pandemia somos testigos del incremento de seminarios, webinars y charlas. Al fin de cuentas, los días de confinamiento nos han dado algo de tiempo y la tecnología nos pone al alcance de la mano una enorme oferta de cursos que nos ayudan a incrementar nuestra formación. Si nuestro objetivo es sencillamente acumular conocimientos, la asistencia a seminarios y la lectura de libros de mejora personal pueden ser de gran ayuda, pero si buscamos mejorar de verdad puede ser que signifiquen sencillamente una pérdida de tiempo. Hace tiempo era aficionado a leer libros de autoayuda. Pensaba que en ellos encontraría la clave para resolver mis problemas y satisfacer la necesidad de ser mejor. A los quince años recuerdo que leí de un tirón el libro de Dale Carnegie “Cómo ganar amigos e influir en las personas”.

Quedé fascinado con los consejos que brindaba el libro y con las historias que mostraban a quienes eran expertos en las relaciones humanas. Así, poco a poco, fui adentrándome en esta clase de literatura que sirve para resaltar la idea tan propia de nuestro tiempo del “hombre que es capaz de hacerse a sí mismo”.

Sin embargo, la mejora personal toma tiempo y esfuerzo. Es fácil contentarse con saber y no poner en práctica. Y si a esto se suma que tenemos un pobre conocimiento propio, puede resultar que pensemos que somos mejores sencillamente por asistir a cursos o leer libros y sin embargo la realidad es que seguimos igual que siempre: sin esforzarnos en lo que realmente debemos hacerlo.

Vencer la adicción a la tecnología, por poner un ejemplo actual, que nos impide aplicarnos a un trabajo constante y serio es algo que toma tiempo. Igual que cuando vamos de excursión y subimos una colina cargados con una mochila, la tentación de tomar un descanso o desviarnos del camino es fuerte. Todos los que se proponen mejorar en serio lo saben, solemos ser muy poco exigentes con nosotros mismos. A veces nos sentimos contentos porque mejoramos en una o dos cosas, pero podría ser que no son las más importantes ni las más necesarias en ese momento. El pobre conocimiento que tenemos de nosotros mismos se debe casi siempre a que no solemos reflexionar sobre nuestras acciones y sus consecuencias.

Alguna vez escuché que asistir a un curso o leer un libro es el cincuenta por ciento. Para la otra mitad, para concretar y poner en práctica propósitos eficaces, casi siempre necesitamos la ayuda de otra persona que nos acompañe en el esfuerzo de mantenernos en la ruta correcta, la que necesita cada uno.

Podría decirse que existen tantos caminos como personas. Puede sonar algo radical mi postura y obviamente disienta conmigo. De hecho me pasa con un buen amigo cuando nota mi escaso entusiasmo para un nuevo curso o webinar. Si es para acumular conocimientos, prefiero leer los libros que me permiten un estudio más profundo y detenido de las cuestiones. Si se trata de un curso que pienso aportará en los temas relacionados con mis necesidades, procuro asistir. Eso sí, con papel y lápiz en mano pues para mí lo más importante vendrá después de la conferencia.