Columnistas

Héroes y traidores garínagu

Nos vimos veinte veces en la vida pero siempre guardé admiración especial por la honestidad rebelde de Antonio Canelas Díaz, que marchó a La Ceiba y escribió allí algunos de los mejor documentados textos biográficos sobre esa admirada y caribeña sección patria. Fue de esos afectos humanos que se trancan y sellan a primera vista y se robustecen luego con correspondencia, intereses comunes, intercambio de libros y la seguridad de que si no te escribo hoy te recuerdo mañana. Tras recibir un ejemplar de “El estrangulamiento económico de La Ceiba 1903-1965” me deslumbré pues aquello lucía como novela, tan fantástica e increíble puede ser la realidad. Fue esa vez cuando comprendí el papel de las mafias sicilianas al interior del desarrollo histórico de la economía nacional, presagio de mafias actuales.

En otra obra suya de 2003 que ahora releo Antonio narra el asesinato de ciudadanos garínagu (singular: garífuna) ––titulados entonces negros caribes–– a manos de un comandante cariísta, o sea del partido Nacional conservador en el poder. En “100 años de la parroquia San Isidro 1903-2003” relata: “Durante la segunda mitad del siglo XIX la mayoría de negros caribes abrazó el Cristianismo, gracias a esfuerzos del Padre Subirana, el ‘apóstol de los Caribes’, quien tras su muerte fue beatificado por la iglesia Católica (...). Los negros caribes, que habían luchado al lado del partido Liberal, fueron sometidos pero aparentemente continuaron conspirando. En Marzo de 1937 se hizo responsable a todo el pueblo de San Juan (Durúbuguti), cerca de Tela, de introducir clandestinamente al país al líder liberal subversivo Justo Umaña”. Cierta tarde una compañía de soldados comandada por el sátrapa Tomás Martínez (a. Caquita) ocupó la villa. “Los hombres fueron llevados a la playa, donde se les ordenó cavar sus propias tumbas; luego los fusilaron. Quienes se hallaban pescando lejos de la costa escaparon de la matanza y lograron llegar a suelo británico, iniciando la última migración de un nuevo asentamiento, la aldea de Hopkins (…). Aunque se ha dicho que la matanza fue provocada por traición de uno de los habitantes de San Juan, no se pudo encontrar a ningún caribe que admitiera que uno suyo había sido delator”, si bien investigaciones modernas atestiguan sin duda alguna la complicidad y traición de varios garínagu en el caso.

Aconseja un viejo manual: inyecta ideología y odio al zafio (ignorante) y dale un arma; defenderá lo que desconoce. Que es lo que hicieron los oligarcas cachurecos y colorados, timadores de la república por un entero siglo: crear fuerzas armadas para reprimir, no para construir. Si haces lista de matanzas y masacres desatadas por el Estado nacional desde 1840 te quedas sin papel. Pues, ¿qué resta hoy de la “monstruosa” amenaza comunista de los años 40? ¿Qué de las “peligrosísimas” guerrillas de 1980? ¿Cuán invasores eran los sandinistas, comedores de niños?, ¿venía Marx en galope a conquistarnos?, Satanás, Luzbel o Belial ¿acechaban al hondureño pueblo?... Estupideces con que inundó nuestra mente para su provecho y lucro el bipartidismo. Enterrémoslo y que ningún garínagu se atreva a corromper la memoria de sus antepasados votando sin histórica justificación.