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Los retos actuales y futuros

Como lo indique en mi artículo anterior, en estos momentos todos nos encontramos inmersos en enfrentar la crisis sanitaria y sus efectos sobre la actividad económica. Aunque el virus sigue presente, se ha mejorado la atención de los pacientes con la instalación de varios centros de triaje. También se ha iniciado un proceso lento y gradual de reapertura de la economía, con una demanda muy reprimida.

Como era de esperarse, el gobierno también ha sentido los efectos de la suspensión de actividades ante el desplome de los ingresos tributarios y con una estimación al cierre de año de una caída de más de treinta mil millones de lempiras, lo cual traerá como consecuencia un fuerte impacto sobre el nivel de endeudamiento, que ya de por sí era elevado.

Lo paradójico es que tanto a nivel de las empresas como de las personas, todos hemos estado tomando medidas para contrarrestar la caída de ingresos, menos el gobierno. A nivel de ejecución a junio 2020, el renglón de gastos en personal está justamente de acuerdo con lo presupuestado y, según se ha anunciado, también se está presupuestando un aumento de salarios a los burócratas. Esto contrasta con las medidas tomadas por las empresas, como ser suspensión o despido de personal, ahorros en todo tipo de gastos y no digamos a nivel de las personas, forzadas a priorizar sus pocos recursos para atender sus necesidades básicas.

Pero aunque la crisis de salud y la contracción económica no es que ya terminaron, tenemos que prepararnos para encarar el futuro y tomar las medidas que se necesitan para un lento retorno a la llamada nueva normalidad. Para esto nuestro país necesita del concurso de todos, unidos por el objetivo de conducir a Honduras por la senda del desarrollo sostenible y equitativo. Debemos encarar el reto con el deseo de transformación, no simplemente regresar a lo que teníamos antes de la crisis, porque claramente esto no es suficiente para la mayoría de
los hondureños.

Y como si fuera poco, tenemos ante nosotros un nuevo proceso electoral y por las vísperas, parece que los políticos lo que desean es volver a lo que ellos consideran su normalidad. Es vital que las elecciones que se aproximan se desarrollen con transparencia y honestidad y que el resultado no sirva para profundizar la división entre los hondureños. Los políticos deben estar conscientes de la difícil situación económica que enfrentamos, que los ingresos públicos se han desplomado y que la recuperación será muy lenta. No creo que un poco de sensatez y menos ambición de caerle a los escasos recursos públicos sea pedir mucho.

Nuestra misión debe ser poner los cimientos de una transformación integral de Honduras mediante un Plan Estratégico de Largo Plazo, con programas cuatrienales de ejecución, pero que se cumpla, no como la Visión de País 2010-2038, que se convirtió en ley solo para adornar libreros. En esa Visión de País se definieron cuatro objetivos nacionales que siguen teniendo vigencia: reducir la pobreza y mejorar la educación y la salud; desarrollo integral en democracia con seguridad y sin violencia; fortalecer la productividad y generar oportunidades y empleos; y un estado moderno, eficiente y competitivo. No está mal para iniciar, ¿no lo creen?