Columnistas

El sistema financiero y el coronavirus

Después de más de cuatro meses de paralización de la mayor parte de las actividades económicas, los efectos a nivel macro y micro son impactantes y, de prolongarse la inactividad por mucho más tiempo, es difícil predecir cuántos negocios estarán de pie al iniciarse un proceso de reactivación, con efectos también negativos sobre las personas que han sido despedidas o suspendidas de su empleo.

Existe consenso sobre la necesidad de iniciar el proceso de reapertura de la economía, bajo un mecanismo ordenado y con las medidas de bioseguridad que la crisis sanitaria amerita, pero este proceso de reapertura no se podrá realizar sin el apoyo del gobierno, de las instituciones del sistema financiero y de los mismos empresarios —grandes, medianos, pequeños, comerciantes individuales, etc.--.

Es axiomático que para reactivarse la mayoría de los negocios necesitará una readecuación o reestructuración de sus obligaciones crediticias, a plazos y condiciones apropiadas y simultáneamente nuevas facilidades para capital de trabajo. Para viabilizar este proceso se requiere que así como el gobierno aprobó los fondos de garantía para capital de trabajo, también se complemente el esquema con fondos de garantía para la readecuación/reestructuración de las deudas existentes. Aprobado este marco, el resto del trabajo le corresponderá a las instituciones financieras que tendrán que analizar con cada uno de sus clientes sus necesidades específicas y proceder entonces al proceso de rehabilitación y reactivación.

Para que exista un proceso balanceado entre las instituciones financieras y sus deudores es vital que todos estemos conscientes de la importancia del sistema financiero y de la necesidad de tener un sistema financiero sano y sólido, que contribuya a promover el desarrollo económico. Nuestro sistema financiero está integrado por bancos, sociedades financieras, cooperativas de ahorro y crédito y micro financieras, todos autorizados para ejercer la intermediación financiera, es decir captar recursos del público para financiar actividades de terceros. Esto significa que los recursos que administra el sistema financiera provienen, en su mayoría, de los ahorros que le han confiado sus depositantes y, por lo tanto, mantener la solvencia de dichas instituciones es de interés nacional.

Por esto es que en todo el mundo dichas instituciones están sujetas a una supervisión estrecha por parte de las autoridades, con el fin de proteger los intereses de los ahorrantes y de asegurar que las instituciones cumplan con su responsabilidad de financiar actividades que contribuyan al desarrollo económico y social del país.

El sector financiero también facilita el mecanismo de pago, lo que promueve el comercio e intercambio entre personas, empresas y países y además, es el encargado de proporcionar la liquidez que necesita la economía. Entre más robusto y equilibrado es el sistema financiero, más podrá contribuir al desarrollo y crecimiento tanto de la sociedad como del país.

La tarea será titánica, pero tenemos que emprenderla y cuanto antes mejor, para salir de esta postración económica, actuando cada quien en el papel que le corresponde, con responsabilidad, prudencia y honestidad.