Columnistas

El periodista

A sus 23 años se graduó de periodista, y antes, a sus 21, había publicado su primera nota, cuando estudiante de carrera, un reportaje de “interés humano” sobre la vida de los no videntes, hizo repasarle lo “grande y lo nuevo” y se pensaba, sin reniego. -Ejerzo periodismo en el programa televisivo de noticias más grandes del país y devengo un salario de 500 lempiras mensuales. Ahí estaba, haciendo entradas, puentes y despedidas frente a la cámara, situaba su cara ante la audiencia del súper telenoticiero, y tras la fama (ja, ja); un joven soñador no de prominencia o de gloria, sino idealista y no iluso, se enfocaba en hacer bien las cosas, aprender y mejorar, ser “objetivo, veraz y justo”. Ya tenía esposa con la que esperaban su primera hija, su salario sopesaba en “balance” con su reputación, esa que no es adquirida y superflua, sino la que es aprendida con peso de familia, reputación que se nutre con valores y principios y quita el apetito por la “machaca” y el camino torcido. Desde esos inicios hasta el hoy de un recorrido de casi 28 años por periódicos, radios, televisoras, cargos en relaciones públicas y como emprendedor se volvió consultor, el periodista guardaba consigo una magia o pericia de “valorar la información”, lo que desde joven aprendió y en los subsiguientes años le ayudó a mejorar para “informar, entretener, orientar y educar”.

En su profesión también fue gremialista y sindicalista, pudo ser político, pero de “confrontar” sólo los hechos de las noticias se especializó en otros estudios, enseñó y sigue aprendiendo, fue docente, conformó su familia ahora con tres hijos profesionales. El periodista, imperfecto, que tampoco es santo y sí pecador como todo hombre, siempre supo que se puede llegar a tener satisfacciones en esa noble profesión de abanico de oportunidades sin tener que tomar caminos equivocados. Recordó que una vez alguien le indicó que el periodismo no es profesión sino un oficio, y aunque le pareció peyorativo, la verdad se dijo. –Hay diferencia de enseñanza formal, pero “proximidad” en ambos en el mérito de que requieren grado de conocimiento especializado.

Así todas las palabras y frases entrecomilladas de esta historia son características, normas, funciones y valores del periodismo y del periodista, que no deberían olvidarse el interés humano, lo grande y lo nuevo, objetivo, veraz y justo, balance informativo, valorar la información, informar, entretener, orientar y educar, proximidad y confrontar los hechos)