Columnistas

Partidos políticos en la emergencia

Tres elementos de los más importantes de una agrupación política, gremial o empresarial son su imagen pública, su independencia jurídica y su labor permanente, a tener en cuenta antes de tratar sobre sus funciones, las que hoy día se les pone poco cuidado. En momentos de emergencia nacional como el generado por esta pandemia, el sustento y ayuda que reciba una población vulnerada y expuesta tiene tanto significado el desprendimiento solidario de un ciudadano para otro como una acción corporativa con la población. Imagen pública se fortalece o destruye en momentos de crisis para una agrupación política, gremial o empresarial, cuando su comportamiento es auditado por los ciudadanos, y su independencia legal que les da vida y autonomía sobre sus programas y proyectos frente a la población a la que se deben o por la que se deben arriesgar, se pone a prueba. Sobre las funciones de estas organizaciones a las que hoy día se les pone poco cuidado, se vuelven más considerables en momentos de crisis porque la población se vuelve más perspicaz y con más ánimo de fiscalizar. Por ejemplo, en un partido político, la función social se vuelve más relevante cual es atender problemas nacionales, poner el dedo en la llaga o hacer valer su autonomía de decidir y decir, presente en una emergencia, y se vuelve menos importante la función institucional de preparar a sus líderes, acrecentar su membresía y organizar estructuras a nivel nacional. Los sistemas democráticos requieren de organizaciones políticas que respondan a las paulatinas voces ciudadanas, más exigentes y orientadas a la transparencia y la rendición de cuentas y en momentos de crisis, más que en otros tiempos, se requieren partidos políticos que combatan la corrupción e inequidad.

Es un buen momento para que los partidos políticos actualicen sus agendas y fortalezcan su rol de representación de las necesidades y aspiraciones fundamentales de la población hondureña, incorporando protocolos de solidaridad y acciones a favor de la población ante las emergencias y consideren como una tarea educativa y cultural supervisar la conducta partidista y el desarrollo de su buen comportamiento en momentos de crisis