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#TerceraGuerraMundial

Desde que finalizó la Segunda Guerra Mundial se ha sospechado que puede haber un tercer conflicto bélico de magnitudes terriblemente similares, pero según los tiempos que corren, insospechadas. Ya desde la década de los sesenta y setenta se teme y se avizora desde la cultura popular que la tensión de las fuerzas enfrentadas se convierta en un caos mundial. Ahora, con los acontecimientos de Medio Oriente, aquello que se nos pareció a la fantasía y a la ficción amenaza con convertirse en una de las peores cosas que le pueden pasar a la humanidad.

Me cuesta creer cómo un evento tan serio y de inimaginables consecuencias negativas para la humanidad se convierta en tendencia en internet y no precisamente de personas tratando de informarse de la mejor manera sobre los acontecimientos que marcan el destino de naciones enteras. La tendencia la están construyendo personas haciendo memes y videos vagos que alejan a la población de lo que verdaderamente significa una disputa de estas dimensiones.

La poca consciencia que existe de lo que una guerra significa tiene que ver con dos hechos fundamentales. La distancia temporal que existe entre la última generación que vivió los desastres ocasionados por una guerra de este naturaleza. La otra es la distancia geográfica que nos hace pensar, inocentemente, que las cosas simplemente suceden allá, muy lejos de nosotros, muy lejos de nuestro ecosistema.

Es necesario enterarse de que un mundo globalizado lo que suceda en una gran ciudad modificará -y no en escasa medida- lo que suceda en sus similares más pequeñas o una aldea y en alguna medida lo que suceda en esta también tendrá un efecto en las escalas mayores. Que la idea de soldados, armas, aviones, estrategias y todo el campo léxico belicoso no nos engañen, la guerra va más allá de esa suma de elementos que se enfrentan en una batalla, esta puede abarcar hasta los minúsculos detalles de un pueblo.

Cada año cuando un adivino, un santero o cualquier persona que se dedique a menesteres similares y familiares predice lo que ha de pasar en el mundo y menciona de alguna manera un conflicto, sale a nuestra imaginación una tercera guerra mundial. Tal vez no con tanto temor
como deberían.

Los seres humanos somos aficionados a la ficción, nos apasiona, tanto así que creemos que lo terrible que pasa en ella no lo es tanto y si eso se traspasa a la realidad tampoco será tan malo. Nos hace romantizar hechos y situaciones que una vez propuestas en nuestro verdadero mundo se nos antojan ligeras.

Particularmente, creo que lo que en este momento desde algunos sectores se piensa que será un gran tercer enfrentamiento de carácter mundial simplemente no sucederá. Pienso que como humanidad, aunque a veces no lo parezca, hemos logrado un mínimo crecimiento, al menos en cuanto a estos grandes conflictos se refiere.

Ya se ha derramado sangre, ya estamos frente a una situación compleja, pero entre la dimensión de lo que ha pasado y la dimensión de lo que podría ser hay una enorme brecha.

Espero que el día que sepamos que la guerra no va a más, la paz también sea tendencia en internet o quizá como en la romantizada ficción, el conflicto es lo que hace interesante una historia, pero tal vez no necesite recordar que no somos un cuento ni una novela. De la ficción hay que aprender, no repetir los errores.