Columnistas

Construyamos el parque bicentenario

El 15 de septiembre de 2021, en menos de dos años, Honduras cumple 200 años de independencia. Nuestro país, como muchos en la región, se encuentra en un período convulso, con incertidumbre, inseguridad jurídica, violencia, corrupción e impunidad, pero además sufriendo las consecuencias del cambio climático y un deterioro ambiental acelerado que nos ha hecho perder el 50% de nuestra cobertura forestal en menos de 40 años. No son las mejores condiciones para recibir el bicentenario, lamentablemente.

No obstante, como sociedad no podemos dejar pasar esta significativa fecha sin construir alguna obra que conmemore la misma. Cuando el país cumplió su primer centenario de independencia en 1921, el gobierno inauguró en la ciudad capital el Paseo del Obelisco, con un simbólico monumento recordando a las cinco naciones que alguna vez constituimos las Provincias Unidas de Centroamérica.

Hemos visto algunas acciones que el gobierno ha anunciado conmemorativas a este bicentenario, como la impresión de un billete de 200 lempiras y la inauguración del aeropuerto internacional de Palmerola. Sin embargo, ante la problemática ambiental y la crisis de inseguridad que aún vivimos, deseamos proponer la construcción de un parque bicentenario en la ciudad capital. Dicha obra no solo conmemorará el evento, sino que vendrá a contribuir a mejorar las condiciones ambientales de la muy deteriorada y depredada ciudad capital, pero más aún, permitirá un espacio público de esparcimiento y recreación para los capitalinos que reúna las condiciones requeridas para una urbe de la talla del Distrito Central.

En vista que en el año 2021 comenzará a operar el nuevo aeropuerto internacional de Palmerola, hemos identificado el terreno de la Fuerza Aérea, que es de propiedad pública, ubicado contiguo al aeropuerto Toncontín, para construir el parque bicentenario. Dicha área, mayor al área del Parque Juana Laínez, es un espacio ideal para la construcción de un parque urbano bien diseñado, integral, seguro, accesible, con extensas áreas boscosas, canchas deportivas, zonas sociales y recreativas, zona de museos (ya cuenta con el Museo del Aire y el antiguo hangar se puede adaptar para un Museo de Arte Contemporáneo), senderos peatonales, ciclovías y monumentos. El área ya existe como un espacio verde, por lo que la ubicación del parque bicentenario garantizaría su conservación en una ciudad que se asfixia en sí misma por la falta de planificación, el crecimiento desordenado y el deterioro ambiental. Cuenta con calles y accesos que pueden adecuarse para un parque urbano. Además, tiene accesibilidad al anillo periférico y se encuentra en un una zona densamente poblada, a orillas del río Choluteca, lo que permitiría conectividad con otras áreas verdes y recreativas con mayor facilidad. ¡Ya está el cuerpo, solo falta vestirlo y maquillarlo!

Para diseñar el parque se debe contar con profesionales especializados en el tema paisajista y ecológico. El elemento sostenible deberá incluirse, como por ejemplo el reciclaje de aguas residuales, el uso de tecnologías amigables con el ambiente (energía solar), la utilización del agua del río para riego, entre otras. Debe ser un espacio público de calidad que brinde las condiciones y servicios que un parque de esta naturaleza requiere.

En cuanto al costo del diseño, adaptación y construcción, al ser este un espacio público se pueden usar los fondos de la Tasa de Seguridad, puesto que está comprobado que los espacios públicos ayudan a reducir los niveles de violencia e inseguridad en una sociedad. Pero además, debe haber participación proactiva de la comunidad por medio de donaciones de la empresa privada, aportaciones de la academia, ONG y cooperación internacional que desee colaborar con esta obra, entre otras. Asimismo, el espacio se presta para una ejecución por etapas, pero lo importante es declarar el área como el parque bicentenario y acondicionarlo para su inauguración y operación en septiembre de 2021.

Resaltamos que la ubicación del parque bicentenario en los predios de la Fuerza Aérea no implica el cierre del aeropuerto Toncontín. Este aeropuerto debe seguir funcionando para vuelos nacionales y regionales, pero además, debe servir como un hub de transporte al incorporar una central de buses interurbanos en el mismo, lo que permitiría darle sostenibilidad. Igualmente, la Fuerza Aérea, que ya cuenta con su base en Palmerola, puede continuar operando con menor escala y más bien contribuir al cuidado y mantenimiento de este parque, tal como ocurre con el Campo Marte en el sector occidental de la ciudad, que coexiste con operaciones de las Fuerzas Armadas quienes más bien contribuyen con el mantenimiento y la seguridad del espacio. Lanzamos esta propuesta de un proyecto muy factible, realizable y de mucha utilidad pública, para que recibamos el bicentenario de nuestra independencia con mayor optimismo y esperanza para las actuales y futuras generaciones. ¡Honduras lo necesita… Honduras se lo merece!