Columnistas

Evo Morales y el poder de los caudillos

n simple ejercicio sobre el espiral de gobernantes mesiánicos que embriagados por la popularidad desafían los ordenamientos jurídicos para perpetuarse en el poder. Se concluye que el expresidente de Bolivia, Evo Morales, cayó en la lista de los mandatarios caudillistas y mesiánicos que buscan eternizarse en el poder a punta de modificaciones de las Constituciones Políticas. Uno de los principales errores de Evo fue haber perdido el sentido de la realidad y tratar de perpetuarse en el poder cuando en el pueblo había síntomas claros de cansancio con su estilo de gobierno. No siguió los ejemplos de líderes como Luiz Inácio Lula da Silva, Pepe Mujica y Nelson Mandela, sino que prefirió los libretos de caudillos disfrazados de demócratas como Daniel Ortega, Nicolás Maduro, Alexander Lukashenko, Teodoro Obiang Nguema y Paul Biya, entre otros. Su caída, más allá del fantasma de las garras externas del imperio, se origina en la sistemática manipulación institucional para mantenerse en el poder, ignoró la voluntad del pueblo que en el 2016 votó en contra de su reelección. No acató el mandato popular, apeló a sus mayorías en el Tribunal Constitucional y logró postularse al cuarto mandato. Fueron estos hechos y las irregularidades electorales las que finalmente desataron la crisis política y que precipitaron su renuncia. Fue tanto su afán de perpetuarse en el poder que terminó empañando los buenos logros de su gobierno. Incurrió en una serie de errores políticos, entre ellos, las renuncias del vicepresidente, la presidenta del Congreso y su primer vicepresidente, quienes hacían parte de la línea sucesoria para ocupar la presidencia. Su jugada fue generar un vacío de poder para luego capitalizarlo con sus mayorías en el Congreso de la República que no le aceptaran la renuncia y así regresar al poder. Un error de cálculo político fatal que terminó entregando el poder a la oposición, en cabeza de la senadora Jeanine Áñez. Evo terminó atrapado en su propio laberinto mesiánico, idéntico al de otros líderes políticos de derecha e izquierda. De hecho, adoptó el modelo de las dictaduras disfrazadas de democracia al estilo del presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, quién lleva 25 en el poder a punta de elecciones fraudulentas, el ruso Vladimir Putin, quien lleva 19 años en el poder y piensa seguir como
los antiguos zares.

Fiebre que también se repite en África, un continente que ha tenido una historia de regímenes caudillistas, autoritarios y antidemocráticos que simbolizan el poder eterno de los antiguos reyes. En Gabón, Omar Bongo gobernó 40 años y lo reemplazó su hijo Ali Bongo, quien lleva 10 años en el poder. En Túnez, antes que asumiera el poder el derrocado Ben Ali había gobernado Habib Burguiba 38 años. En Egipto el exdictador Hosni Mubarak permaneció 30 años en el poder. En Togo Etienne Eyadéma Gnassingb gobernó 38 años y lo sucedió su hijo Faure Eyadéma, quién cumple 14 años en el poder. En Burkina Faso, Blaise Compaoré gobernó por 27 años “ganando” elecciones fraudulentas. En Camerún, Paul Biya gobierna desde hace 37 años. En Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema cumple 40 años en el poder ganando comicios fraudulentos.