Columnistas

Otra Greta, sin el garbo

Hace tiempo hubo otra Greta famosa, sueca también, que creció con la fantasía del cine en la primera mitad del siglo pasado, se hizo actriz y la contrataron en Hollywood, donde le cambiaron el apellido para convertirla en Greta Garbo, una leyenda, estrella de películas mudas y los inicios del cine sonoro, que publicitaron diciendo: “la Garbo habla”.

Esta otra Greta, la Thunberg, también habla, y mucho, le ha soltado las verdades en el rostro a los dirigentes mundiales en sus foros económicos y asambleas internacionales, por su incompetencia para enfrentar la tragedia del cambio climático, exigiéndoles que pongan ya el freno de emergencia a la emisión de gases.

Greta Thunberg apenas tiene 16 años y padece el síndrome de Asperger, del espectro del autismo, y en agosto del año anterior comenzó una campaña personal instalándose afuera del parlamento para pedir acciones contra la destrucción medioambiental, justificada por los alarmantes incendios forestales que arrasaban Suecia y la insoportable ola calor.

Quiso la vida que protestara en Suecia, un país rico, con una calidad de vida deseable, niveles educativos excepcionales, y así logró la atención pública y se hizo ejemplo.

En nuestra región a los Greta Thunberg, hombres y mujeres, los satanizan, persiguen, encarcelan y reciben a balazos.

La lista es larguísima y los nombres golpean todavía la impunidad de todos los defensores del medio ambiente que, sin querer, dieron su vida protegiendo árboles y ríos en Brasil, México, Colombia, Perú, Bolivia, Panamá y, por supuesto, en nuestra Honduras, donde los pobladores se enfrentan a inescrupulosos madereros, terratenientes o generadores de energía eléctrica.

No es que Greta Thunberg haya escapado de la descalificación y los ataques, hasta Trump se burló de ella, y se multiplicaron las versiones de que la niña es parte de una estrategia para promover empresas de energía renovable, crear una conciencia ecológica y favorecer a otros negocios alternativos.

Incluso el diario inglés The Times publicó que varias empresas y organizaciones están detrás de la niña, que la han lanzado al mundo para la “ecologización de las economías” y lograr jugosos contratos, por eso, dicen, su voz es más fuerte que la de miles de indígenas que llevan décadas peleando por su hábitat.

Lo cierto es que en un año Greta Thunberg promovió huelgas estudiantiles en todo el mundo, participó en la cumbre por el Cambio Climático en Polonia; en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza; habló en la Asamblea francesa; discursó en la Asamblea General de la ONU en Nueva York, y hasta la han promovido para el Premio Nobel de la Paz.

Como sea esta niña es el estandarte y el ejemplo de muchos en el planeta y su mensaje catastrófico la pone bajo el flash, como estuvo su compatriota, bellísima y enigmática Greta Garbo en un mundo que no pudieron compartir.