Columnistas

Estadio de fútbol y violencia

Vivimos en una sociedad colapsada, cansada, saturada, donde cada vez se agudizan los problemas de inseguridad, los actos de violencia se vuelven más atroces; masacres, desmembramientos, sicariato, linchamientos y más, son el pan de cada día en los titulares de los periódicos, radio y televisión.

Allá en algún rincón o en algún momento se lee alguna que otra noticia positiva, parece que hemos llegado al grado que si no hay muertes no hay noticia. Y no estoy diciendo que no se debe informar, lo que digo es que vemos la violencia como algo natural y normal en este país, es más, me atrevo a decir que la inseguridad se ha convertido en un negocio para muchos.

Cuando se suscitan actos lamentables como lo sucedido recientemente en el Estadio Nacional, lo más práctico es señalar y criticar, y una de las instituciones en la que recae más no solo la crítica sino la responsabilidad, es la Policía Nacional de Honduras.

Cuando de violencia e inseguridad se trata, la policía es la culpable de todo lo sucedido y se dicen muchas cosas negativas en contra de esta institución. Sin embargo, es preciso saber que a pesar de las reformas que se han logrado, la relación de policías por habitantes aun no llega al estándar que recomienda la ONU, o sea 300 policías por cada cien mil habitantes, actualmente la institución cuenta con 156 agentes de policía por cada cien mil habitantes, es decir 48% por debajo de lo ideal; por lo tanto no se logra cubrir con toda la demanda en cuanto a este aspecto.

Lógicamente el delincuente siempre planifica cometer sus fechorías cuando no hay presencia policial o algún tipo de vigilancia, pues el que delinque siempre mide el riesgo de ser atrapado e incluso el riesgo de morir en el acto, el delincuente también tiene miedo, por eso su planificación debe desarrollarse tomando en cuenta la falta de presencia policial.
No pretendo justificar la problemática de violencia en este país, ni pretendo santificar a la institución policial, se trata de tener una mirada objetiva respecto a los problemas de inseguridad. Por tales razones es importante saber que el acto criminal va más allá de la simple función policial.

El acto criminal pasa por múltiples factores merecedores de análisis profundos. Para el caso, un experto señala que el acto criminal es objeto de estudio de la criminología, y lo contempla no solo como comportamiento individual, sino como fenómeno social y comunitario, toma como objeto de análisis la personalidad del autor, así como el de la víctima y del control social de las conductas desviadas y criminosas (Herrera, 2001). La criminología nos enseña que el crimen y la violencia no son responsabilidad de alguien o algunos en específico, sino más bien es el resultado de una sociedad dividida, resquebrada, incivilizada, hundida en la ignorancia y la maldad.

Se repudia totalmente que el delincuente busque cualquier espacio para ganar poder, territorio y sembrar terror y temor a toda una comunidad, a todo un país. Se rechaza todo acto de violencia extrema suscitado en cualquier espacio, más aún en un lugar donde se desarrollan eventos deportivos, los cuales deben ser espacios de convivencia, armonía y esparcimiento familiar.

Rechazamos que la violencia haya encontrado espacio para exhibirse con tanta brutalidad a causa de un partido de futbol, cosa nunca antes vista e imaginada. Ahora los espacios para el futbol también son campos de batalla, lugares donde no solo se juega al futbol sino que también se juega la vida.