Columnistas

Desclasificando

La oferta no puede ser más diversa. Vehículos usados de todo tipo. Casas y apartamentos. Tacos a domicilio, payasitos para animar fiestas infantiles, curación para problemas de próstata, milagrosas salidas místicas a dificultades de “amor, salud y dinero, lavado de cisternas, producción de documentales y anuncios de radio, cura de la impotencia
y del acné.

Mientras hojeo las páginas de los anuncios clasificados del diario, me entretengo. Los ofrecimientos de alquiler y venta de bienes inmuebles (viviendas, oficinas o terrenos), así como los de compra-venta de automotores, ya no están solamente rodeadas de vacantes de empleos de variada naturaleza y avisos judiciales, sino que pelean espacio con promesas de inigualable placer y relajación, con “expertas y profesionales manos” capaces de sacar hasta la última gota de ese fulminante “stress” acumulado desde hace muchas semanas.

A la par del aviso de un juzgado comunicando un edicto y de la convocatoria a una asamblea ordinaria de accionistas de una archiconocida sociedad anónima, anuncios de empresas fumigadoras de cucarachas y jates, compiten con los de instalación de serpentinas y recarga de cartuchos de impresoras.

No hay obituarios ni acuerdos de duelo, pues esos pertenecen a la sección de sociales, pero a dos hojeadas la “nota roja” está llena de esquelas improvisadas para desafortunadas víctimas de la delincuencia. Con los cambios editoriales de hoy, no está lejano el día en que los que dieron el postrer paso a lo ignoto, compartan vecindad con la publicidad de un potente vigorizante sexual o “cubetazos” de cervezas, todas santificadas por una infalible oración al Sagrado Corazón.

No deja de causarme admiración el uso de un osado lenguaje mercadotécnico en la elaboración de los mensajes que contienen los cuadritos del competitivo mundo del “masaje relajante”. “Hola, ¿estás cansado?”, “¿quieres sentirte feliz?”, “Ahora es el momento”, “Lo que tu cuerpo necesita”. Chicas que se anuncian como “independientes” curan la soledad de la rutina, asegurando que el arrepentimiento no está en el menú disponible del “spa”.

El potencial cliente debe ser cuidadoso pues en un lapsus podría estar marcando el número de una fontanería o una vidente y tarotista, ya que también se anuncian como proveedores de servicios experimentados y con “trabajo garantizado al 100%”.

Por confiado, alguna vez busqué en estas páginas a un verdadero quiropráctico, capaz de ayudarme con una contractura muscular y aunque lo intenté, nunca logré que mi esposa creyera que esa era mi intención.

En la sección de clasificados se ofrece prácticamente de todo, incluyendo curar brujerías y gozar eterna felicidad. Pero no hay garantías. Recuérdelo en las próximas elecciones, cuando lea ahí la propaganda política.