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Los asesores son personas dedicadas a brindar recomendaciones, sugerencias y consejos en su ámbito de especialización.

Están altamente capacitadas y calificadas para prestar asistencia de manera objetiva e independiente en la prevención y diagnóstico de problemas de gestión, análisis y recomendación de soluciones a petición de una persona natural o jurídica, a cambio de una remuneración o gratuitamente.

Un buen asesor o asesora debe poseer una poderosa capacidad de observación, agilidad mental y sutileza que le permitan descifrar tempranamente las situaciones de riesgo en diversos escenarios, que conllevan a la generación de conflictos, y en la medida de lo posible evitarlos e identificar los prioritarios problemas y las soluciones. Debe comprometerse con resultados, con el establecimiento de indicadores de los mismos, potencializar positivamente su servicio con el uso de tecnologías. De la calidad de su escala de valores y principios, de sus conocimientos, inteligencia, agilidad mental, revelación y sabiduría, así serán los frutos, dependiendo también de la calidad de las personas consultantes y receptoras de sus sugerencias.

En el caso de las personas que toman decisiones importantes para el desarrollo de un país, especialmente en el nuestro, ¿quiénes son esas personas consultadas?, ¿qué los hace merecedores de ello?, ¿qué frutos ha cosechado el pueblo hondureño con el gasto invertido en ellos?

¿Qué se necesita para convertirse en un asesor confiable? En el caso de un gobernante, el consejo otorgado lo categorizará él mismo, dependiendo de lo que trama su mente y las intenciones de su corazón, así el pueblo conocerá la cosecha de la siembra. La función de un asesor confiable se vuelve esencial cuando su jefe se encuentra inmerso en crisis. Lo mismo que implica lidiar con los cambios de humor del jefe. Preparar y coordinar sus comparecencias de prensa. El papel del asesor es extraño, puede escuchar las más finas frases por las sugerencias escritas saliendo de la boca del jefe, pero nunca puede tener el crédito por ellas, casi siempre está en la sombra y siempre debe estar a mano para asumir la culpa si algo no sale bien. Las satisfacciones tienen que ver con la proximidad al poder, y la oportunidad de influenciar políticas de la manera más directa. El asesor en los mejores momentos es un consejero cercano, en los peores, un costal de boxeo, y en algunos días es ambas cosas. En otras palabras, todo el poder fluye del jefe e incluso los más experimentados asesores políticos hacen bien en recordarlo.

Ahora bien, un asesor podrá poseer grandes atributos intelectuales, vasto conocimiento y sabiduría, pero si en su corazón atesora malignidad, naturalmente, sus consejos serán en abundancia perversos y si el asesorado también abriga perversidad, los impactos y resultados serán devastadores.

En Honduras, fundamentalmente, en la clase política, económica y social existe cantidad de ejemplos de maldad a consciencia, mujeres y hombres de corazones perversos, asesores y asesorados que laboran con solvencia y engrandecen la industria de la corrupción, fabricando productos bien acabados y de marca como el nepotismo; malversación de caudales públicos; abuso de autoridad; violación a la Constitución y demás leyes, elaboración y aprobación de leyes y hasta un Código Penal para proteger a criminales; destrucción de la libertad de expresión; facilidades para el establecimiento de un narcoestado; mentira y engaño sistemático y permanente; contrabando y evasión fiscal; violación a los derechos humanos; encubrimiento; suscripción de contratos con empresas de maletín; usos y aprobación de decretos de emergencia; masivos negocios de ONG; compra/venta de justicia; venta de concesiones; privatizaciones amañadas, y todo un catálogo de esquemas fraudulentos para el saqueo de los dineros del pueblo.

La palabra de Dios en la biblia nos dice (Mateo 12: 34-35): ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.

Normalmente los asesores se convierten en el poder detrás del trono, porque sus pensamientos pasan a primera línea del frente, a la mente de quien visiblemente ostenta el poder y si lo aconsejado es bueno o malo, sin duda alguna, se traducirá en bienestar o desgracia para el pueblo.