Columnistas

El prolongado peregrinaje marítimo del pueblo garífuna desde San Vicente, en las Antillas Menores, hasta Roatán ocurrió en 1797, producto de la deportación inglesa por haberse aliado con Francia en el enfrentamiento entre las dos superpotencias de entonces.

Su desembarco en tierra firme hondureña fue gradual, desplazándose en dirección este y oeste, el asentamiento principal fundado en Trujillo. Eventualmente, las caravanas llegaron a costas beliceñas y nicaragüenses, en donde establecieron pueblos pesqueros.

La migración hacia Estados Unidos es un proceso ocurrido a lo largo del siglo XX y XXI. Simultáneamente, se han identificado con las organizaciones indígenas, comprendiendo que sus problemáticas son similares: defensa de sus territorios e identidades. Al respecto, Miriam Miranda, coordinadora de la Organización Fraternal Negra Hondureña, afirma: “Sin nuestras tierras, dejamos de ser un pueblo. Nuestras tierras e identidades son fundamentales para nuestras vidas, nuestras aguas, nuestros bosques, nuestra cultura, nuestros territorios.

Para nosotros, la lucha por nuestros territorios y nuestros bienes comunes y nuestros recursos naturales es de vital importancia para preservar a nosotros mismos como pueblo”. El 2003, el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos patrocinó el “Estudio diagnóstico sobre la situación de la tenencia de la tierra de los pueblos indígenas y garífuna”, elaborado por Donaldo Ochoa Moreno.

Su lectura, al igual que la del informe “Niñez indígena y afrohondureña en la República de Honduras”, auspiciado por el Observatorio de Derechos de la Niñez y UNICEF, detallan los conflictos derivados de la expansión de los cultivos de palma africana, minería y turismo comercial y su impacto negativo en las comunidades garífunas, en situación defensiva a medida que sus territorios adquieren mayor plusvalía.

El impacto sobre sus ecosistemas también debe ser motivo de alarma, al contaminar suelos y cuencas hidrográficas. La cohesión interna, el continuado estudio e investigación de sus raíces ancestrales y sus problemáticas contemporáneas, deben ser enfatizadas por las dirigencias garífunas, a efecto de contrarrestar las divisiones fomentadas por intereses mercantiles que pretenden sembrar las semillas de la desunión. Igualmente, el conservar viva su lengua materna por parte de las jóvenes generaciones representa otro factor unitario, consolidando el bilingüismo.

Investigadores como Salvador Suazo, Ruy de Andrade Coelho, Pierre Beacauge, Edward Conzemius, Pierleone Massajoli, William V. Davidson, Nancie S. Gonzales, Rafael Murillo Selva, Ramón Rivas, Marvin Barahona, Darío Euraque y Yessenia Martínez, entre otros, cada uno desde su especialidad académica, han realizado significativos aportes para conocer y valorar a nuestros compatriotas de raíces africanas y caribeñas, que hoy conmemoran el mes dedicado a ellos, en actos que deben trascender lo meramente folclórico para ahondar en otras facetas de su perfil y sus problemáticas presentes.