Columnistas

La intervención militar extranjera no es la solución

Ante la compleja crisis venezolana, que polariza crecientemente a su población y a la comunidad internacional en campos antagónicos, distintas alternativas son barajadas por las fuerzas en disputa: Washingtón encabeza el cambio de regimen, modalidad de su política exterior empleada desde el siglo XIX a la actualidad, desde el envío de marines para derrocar al regimen de su desagrado hasta el estrangulamiento financiero, sin descartar la eliminación física del visto como amenaza a sus intereses hegemónicos.

Desde esa perspectiva, el aliado de ayer puede trocarse en el enemigo de hoy: casos Sadam Hussein, Noriega.

El autoproclamado presidente Juan Guaidó no descarta tal opción: “Esto es un tema obviamente muy polémico, pero haciendo uso de nuestra soberanía, el ejercicio de nuestras competencias, haremos lo necesario” (El Heraldo, 10 febrero 2.019, p. 14). La Comunidad Europea, que ya extendió reconocimiento diplomático al líder opositor, demanda la celebración de elecciones anticipadas y supervisadas, como medio pacífico de solución, rechazada por Maduro. Dicha posición fue ratificada en la reunión internacional realizada en Montevideo.

México, Rusia, China y Bolivia proponen que las partes en conflicto reanuden el diálogo, como vía de solución pacífica, alternativa rechazada por la oposición venezolana, respaldada por el Secretario General de la OEA, ante el fracaso de intentos previos de alcanzar consensos mútuamente aceptables. El envío de tropas extranjeras, sean solamente estadounidenses o formando parte de una coalición de naciones provocaría un baño de sangre masivo y el rechazo de las milicias que continúan respaldando al régimen venezolano. La actitud de la alta oficialidad de las Fuerzas Armadas continúa siendo de apoyo, si bien han habido deserciones en los mandos intermedios que han volcado su lealtad a la oposición, la que exhorta al Ejército a retirar su respaldo al tambaleante gobierno. Venezuela pasa por una crisis económica, politica y de credibilidad, misma que gira en torno a si la reeleccion de Maduro fue legal o fraudulenta, pacífica o impuesta. Se está ante un callejón sin salida que requiere de una vía pacífica por parte de las Naciones Unidas, que impida adicionales víctimas del creciente enfrentamiento que ha trascendido las fronteras de la nación sudamerica, hoy insertada en un resurgir de la Guerra Fría, misma que se consideraba ya superada tras el colapso del socialismo real. Entretanto, los bandos en disputa acumulan fuerzas y estrategias para imponer sus respectivas posiciones, poniendo a prueba la presencia o ausencia de voluntad política para alcanzar una solución pacífica, honorable, inteligente. La ayuda humanitaria, urgentemente necesitada por la población: medicinas, alimentos, se ha politizado e instrumentalizado, como medida de presión para provocar la destitución o renuncia de Maduro del poder. Es por ello que la Cruz Roja y Caritas se abstienen de participar en una eventual distribución de la misma. Mientras tanto, las y los venezolanos continúan padeciendo de enfermedades prevenibles y de hambre, combinación altamente peligrosa para la estabilidad de cualquier regimen.