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Oración del Hondureño

Oración del hondureño, palabras hermosas y profundas que escribió Froylán Turcios. Nuestra amada Honduras ha sido bendecida increíblemente, tanto así que durante décadas ha soportado los saqueos de los corruptos que se arropan con el nombre de políticos gobernantes, tan bendecida, que sigue en resistencia ante los embates de la corrupción y todo lo que esta conlleva. “Bendiga Dios la pródiga tierra en que nací, fecunden el sol y las lluvias sus campos labrantíos.” Tierras fértiles y aptas para diversidad de cultivos, sin embargo, no hay un verdadero interés para apoyar al pequeño y mediano productor en cualquiera que sea su rubro, claro, para aquellos las importaciones son más convenientes. Los precios de los insumos para hacer producir la tierra están por los cielos, cielos que han sido surcados por aviones de todo tipo transportando productos más “rentables” para los antes mencionados. “Mi corazón y mi pensamiento, en una sola voluntad, exaltarán su nombre”. Tristemente, el nombre de nuestro país es exaltado por ser un país pobre, violento y declarado narcoestado; mi corazón y mi pensamiento aun no comprenden cómo siendo tan ricos somos tan pobres, y cómo siendo tan nobles somos tan violentos. “Número en acción en la conquista de sus altos valores morales, factor permanente de la paz y del trabajo”. La pérdida de valores morales es evidente, cuando hay comportamientos inhumanos, cuando no pensamos en el prójimo, cuando se alteran los medicamentos, cuando se desvían fondos para política y cuentas personales, cuando se hace uso de los recursos del Estado para tráfico de influencias, tráfico de la dignidad, tráfico del orgullo y por supuesto tráfico de drogas. No puede haber paz en un país donde se trafica con el hambre de la gente.

“Huiré del alcohol y del juego, y de todo cuanto pueda disminuir mi personalidad, para merecer el honor de figurar entre sus hijos mejores”. Algunos huyen del alcohol y del juego, pero navegan en aguas más profundas, con vicios o sin ellos el honor no es algo que les interese y aun así ocupan puestos de gran envergadura en nuestro país. De lo único que huyen es de la transparencia y honestidad.

“Respetaré sus símbolos eternos y la memoria de sus próceres, admirando a sus hombres ilustres y a todos los que sobresalgan por enaltecerla”. Cuando un hondureño avergüenza al país, avergüenza también sus símbolos eternos, pisotea la memoria de esos personajes que en verdad aportaron grandes cosas para este país. Pareciera que jamás volveremos a ver personajes de la talla de Morazán, Herrera o Cabañas, entre otros. “Y no olvidaré jamás que mi primer deber será, en todo tiempo, defender con valor su soberanía, su integridad territorial, su dignidad de nación independiente; prefiriendo morir mil veces antes que ver profanado su suelo, roto su escudo, vencido su brillante pabellón”.

Hace mucho tiempo se olvidaron de sus deberes, no defienden nuestra soberanía, nuestra integridad territorial no existe, perdimos nuestra dignidad de nación, ya nadie moriría por evitar la profanación de nuestro suelo o el destrozo de nuestro escudo. El brillo de nuestro amado pabellón se ha empañado por la corrupción, luto y dolor por aquellos que no tienen corazón. “¡Bendiga Dios la prodiga tierra en que nací!” Libre y civilizada, agrande su poder en los tiempos y brille su nombre en las amplias conquistas de la justicia y del derecho. Penosamente, ni somos libres y mucho menos civilizados como nación. Aquí hay justicia y derecho para algunos, según conviene, según lo que tiene y el puesto que tiene.

Sí, bendiga Dios la pródiga tierra en que nací, pues solo el creador del universo puede hacerlo y tener misericordia de este hermoso país. Aún hay hondureños que no perdemos la fe y soñamos que el nombre de Honduras algún día brillará en las amplias conquistas de la justicia y el derecho.