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El Salvador: y después de las elecciones, ¿qué?

En seis procesos electorales, después de la firma de los Acuerdos de Paz en 1992, se llevaron a cabo este 3 de febrero las elecciones presidenciales en la hermana república de El Salvador. Las elecciones estuvieron marcadas por un ausentismo que permitió apenas una votación del 51 por ciento de los electores en condición de ejercer el sufragio, cuatro puntos menos que en las elecciones pasadas, cuando se eligió al presidente actual Salvador Sánchez Cerén.

En el proceso electoral participaron cuatro candidatos, el Partido Alianza Republicana Nacionalista, cuyo candidato era Carlos Calleja; Partido Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, Hugo Martínez; Partido Gran Alianza por la Unidad Nacional, Nayib Bukele y finalmente el Partido Concertación Nacional con Josué Alvarado como candidato. En el conteo de votos salió ganador Nayib Bukele con una mayoría que le permite ganar la presidencia sin necesidad de ir a la segunda vuelta.

Algunos no han vacilado en catalogar al presidente electo Nayib Bukele como un antisistema, lo cual es dudoso, para serlo, por lo menos, debió pronunciarse en contra del modelo económico neoliberal que en los últimos tiempos ha sido responsable de inspirar medidas de ajuste económico y de ser un modelo altamente concentrador de riqueza y extractor de recursos naturales, lo cual ha permitido mayores niveles de pobreza no solo para la población salvadoreña, sino para otras naciones del continente.

Es sorprendente que el candidato ganador de la contienda electoral, aunque toda su campaña la realizó básicamente sobre consignas relacionadas con temas de corrupción y en contra de la política tradicional, no presentó una propuesta formal de gobierno y su organización, con la cual sale triunfador, es un partido formado por el expresidente Antonio “Tony” Saca, preso por corrupción tras haber malversado cientos de millones de dólares de las arcas estatales y desviarlas a su cuenta personal.

Según los críticos de la hermana república salvadoreña, el candidato Bukele no tiene propuestas contundentes para impulsar el desarrollo de aquella nación, ni siquiera sabe cómo podría financiar algunas propuestas que sobre temas de seguridad y servicios públicos hizo durante su campaña.

Una de las primeras felicitaciones, aunque no ha sido formalmente electo por el órgano competente, ha sido la representación diplomática de Estados Unidos en San Salvador, lo cual es indicativo de la ruta que seguirá el candidato más votado en las pasadas elecciones. Ante la pérdida de credibilidad del viejo liderazgo representado por los partidos históricos de la región, ahora se ensaya un liderazgo joven y formalmente no comprometido con los vicios de los políticos que en el pasado estuvieron implicados con la entrega de nuestra soberanía
e independencia.

Está en marcha un proceso de ascenso de una nueva derecha en América Latina. Bukele está surgiendo como el benjamín de los sectores conservadores en el continente.

¿Cuánto durará este nuevo liderazgo? El tiempo necesario para una nueva frustración del sufrido pueblo salvadoreño.