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Y después del neoliberalismo, ¿qué?

Fue el gobierno de Rafael Leonardo Callejas (1990-1990) quien aseguró que en 25 años los efectos de la aplicación de las medidas de ajuste económico iban a empezar a dar sus frutos a los pobres, haciendo alusión a la teoría del derrame que consiste en que una copa que se llena lentamente de un líquido hasta rebalsar genera una distribución hacia abajo. El efecto de derrame lleva la riqueza hacia otros estratos de la sociedad.

Esto era parte de la estrategia del neoliberalismo, modelo económico de acumulación de riqueza que privilegia el papel de los mercados por encima de los Estados nacionales en un afán por desarrollar una aptitud de espera paciente de los que siempre han estado deseando que el vaso se llene para disfrutar de las riquezas que la sociedad construye.

Ahora, el autor, del que repitiera la frase, está en proceso de judicialización en Estados Unidos por actos de corrupción en un organismo internacional de fútbol y después de 25 años de aquella promesa, los pobres siguen esperando por el derrame del vaso.

Así como en Honduras, el neoliberalismo, que se presentó triunfante en la última parte del siglo pasado, sus defensores están en un franco proceso de abandono de sus principales ideas. No obstante, la aplicación de sus postulados sigue dejando terribles daños a la humanidad.

No hay desarrollo sostenible y es imprevisible un crecimiento económico con efectos duraderos. Las medidas proteccionistas de la administración estadounidense, que contravienen el principio de libre mercado, hacen pensar que en cualquier momento vendrán cambios drásticos hacia la baja en la producción y productividad, que pueden arruinar aún más los mercados y las condiciones de vida de la población.

Según datos recientes de organismos internacionales, si hace un año el 10.6% de la población mundial pasaba hambre, ahora es un 11%, situando el número de personas que padecen hambre en unos 850 millones de personas.

La destrucción de los recursos naturales, por efecto, en parte, de una sociedad de consumo, se está dando en forma acelerada, lo cual provoca modificaciones en el calentamiento global, cambio del régimen de lluvias, sequías y desertificación de los suelos.

Aumentan las guerras y conflictos locales, violencia en sus diferentes formas, incluyendo procesos migratorios donde no se les respetan los derechos a las personas que por situaciones ligadas a la pobreza tienen que abandonar sus lugares de origen.

“La promesa era que cuando el vaso estuviera lleno se desbordaría y los pobres se beneficiarían de ello. Pero lo que ocurre es que cuando está lleno, por arte de magia, el vaso se hace más grande y así no cae casi nunca nada para los pobres… decir esto no significa ser marxista”. Las anteriores son las palabras del papa Francisco sobre las promesas fallidas de los ideólogos del neoliberalismo sobre lo que sería, según ellos, la teoría del derrame.

Debatir sobre el futuro de la humanidad, en las condiciones actuales, debería ser el aporte más significativo de la academia y de los intelectuales, desde luego, dejando atrás el credo neoliberal que se ha revelado como un fracaso.