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'Tiempos en que la vida perdió su valor”

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na cosa es morir y otra matar. El nacimiento marca el inicio de la vida y finaliza de manera natural con la muerte. Estamos acostumbrados a ver a diario llamativos titulares sobre asesinatos cometidos por jóvenes y adolescentes, y pensamos que más son las personas que matan que las que se mueren.

Por Constitución, las autoridades están instituidas para preservar la vida, bienes y honra de nacionales y extranjeros. Esas potestades obligan a educar por la vida y legitiman la persecución y sanción de los atentados contra esos valores esenciales.

Los textos religiosos y los códigos éticos, inspirados en mandatos que la divinidad les impone a los hombres, como regla de convivencia, el deber de respetar a la vida. Nadie mejor que uno mismo para cuidar de su vida, pues sólo respetando la vida del prójimo nos aseguramos prolongar y disfrutar la propia.

El incremento de la violencia es un síntoma de la negación colectiva de cumplir con la obligación de respetar la vida y el desprecio por la armonía y paz social. La muerte por encargo es un oficio que está a la orden del día. No le sorprenda saber que esos servicios sean anunciados por redes sociales y que hay jóvenes por las calles promoviendo el lucrativo negocio del “ajustes de cuentas”.

En el acto de quitar la vida a otro hay inconsciencia, maldad y hasta de demencia. Ni siquiera disuade o atemoriza al sicario una larga condena en condiciones inhumanas. El equivalente a par de zapatillas, una “muda” de ropa de marca, o alguna dotación de droga, es el precio irrisorio que recibe el matón a sueldo por cumplir con “su trabajo”.

En tiempos en que la vida ha perdido todo su valor, basta que un adolescente se sienta agredido con tu mirada para que a tu cabeza le pongan precio. Ante nuestra indiferencia generalizada por el problema, cada día más jóvenes están más cerca a ceder a la tentación de “plata fácil” y de caer en ese nivel de insensibilidad social y humana. En este punto no hay lugar para grandes sueños individuales o colectivos. Por esa ruta pronto desapareceremos como nación.