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La carretera hacia el sur de Honduras

Honduras siempre se ha caracterizado por ser una región sumamente montañosa, lo que ha perjudicado de alguna forma el desarrollo y condición de las vías terrestres, haciendo difícil la comunicación de un poblado con otro, lo que por muchos años creó un estado de aislamiento. Con el pasar de los años esta condición fue disminuyendo pues las vías terrestres han evolucionado a tal grado que es difícil imaginar lo que implicaba hacer un viaje al interior del país. En un proceso lento los callejones pasaron a ser calles, las calles carreteras; y mientras unas aún se mantienen en constante uso, otras han desaparecido del mapa, en total olvido. En realidad en pleno siglo XXI, el asunto de las infraestructural vial en el país es un tema de gran controversia, pues aún se siguen suscintado ciertos problemas, pero ¿qué sería de Honduras sin su topografía y la sinuosidad de sus carreteras rodeadas de extensos pinares? Muchas son las historias que nuestros abuelos nos relatan de los viajes en el pasado, las diferentes travesías y cosas que antes eran indispensables y que hoy en día nunca pensaríamos que eran así, lo que sí, cada historia tiene su encanto, más cuando descubrimos elementos que ignorábamos.


La función de las calles, en su más simple sentido, es la de un espacio que sirve para la libre circulación de productos y personas, pues todas las sociedades tienden a estar en constante contacto e intercambio; el comercio fue y es aún un factor circunstancial que determina el desarrollo y por dónde una calle tendría que atravesar. Actualmente en Honduras la vía más transitable y quizás la más recorrida sea la carretera al Norte (CA-5) comunicando la zona centro, Tegucigalpa, con la zona norte del país, donde se encuentran San Pero Sula, la ciudad industrial, y Puerto Cortés, el más importante de la región. A finales de 1880 era lo contrario, la carretera más circulada era la que comunicaba con el sur de Honduras, pues el puerto más importante era Amapala, la puerta por donde la mercadería entraba al país, y muy próximo con El Salvador se localiza el puerto de La Unión que también fue y es de gran importancia; al mismo tiempo era la costa del Pacífico la vía de tránsito para venir al interior de Honduras. En los años de la Colonia y tras la Independencia, las carreteras fueron creadas por el paso de la gente y las bestias: en mal estado, estrechas y perdidizas.


La ruta entre Tegucigalpa y el Sur de Honduras para llegar a los municipios de Choluteca, Nacaome y Amapala la podemos figurar en los llamados caminos de herradura, en donde las cosas de trasladaban a lomo de mulas o burros y los automóviles aún no existían. Analizado a través del escrito de William Wells, a mediados de 1857, un aventurero norteamericano que describió su trayecto, trayendo a nuestras mentes toda su travesía por tan exhaustivo desglose replanteándonos lo complicado que era andar para donde fuese tanto por conflictos políticos como por los caprichos del clima tropical, las copiosas lluvias, las crecidas de los ríos, la inexistencia de puentes, Wells dice que: Viajar por las montañas como se hace en el interior de Centroamérica es, en muchos respectos, igual que en Los andes….El camino real en las cordilleras meramente un trillo de mulas.
En la travesía se encontraba con pequeñas aldeas y poblados donde se pedía posada de buena voluntad a los lugareños pues no se contaba con hoteles y en el protocolo del viaje se requería todo un personal para el cuidado de las cargas, de las mulas que eran el medio de transporte de gran valor por su fuerza y paciencia y más de algún criado como guía para el paso, dado que los caminos eran polvorientos, desolados y construidos rústicamente con el paso de las herraduras.


Posteriormente las condiciones de la calle Real mejoraron con la Reforma Liberal (a finales del siglo antepasado) con el presidente Marco Aurelio Soto, la que consistió en un proceso de renovación del Estado, tiempo para el cual, el puerto de Amapala se encontraba en su mayor auge y el comercio internacional en su mayoría dependía de éste, hubo la necesidad de hacer un proyecto para mejorar las situación de la carretera que conectaba hasta Tegucigalpa, basados en la verificación de estudios, aspirando acortar la ruta al interior de la nación y mejorar sus condiciones, en este caso la administración decidió que debería contratarse a un experto para la apertura de la carretera al sur a través de una investigación de suelo, ampliación de la carretera y evitar los pasos peligrosos. El Despacho de Fomento dispuso contratar al ingeniero Civil Don E.T. Muller, dado que él había hecho una exploración minuciosa expresando en un informe detallado las ventajas del proyecto, planteando las diferentes posibilidades por donde debería atravesar la ruta más conveniente, eliminando las cuentas más difíciles, nivelaciones correspondientes, paredes de retención, la construcción de puentes de mampostería de cal y piedra con arcos de ladrillo o piedra labrada y un camino de dos varas de ancho y un pie más alto en el centro que en los lados redondeado y con zanjas, disponiendo para la labor a mil hombres. La propuesta contemplaba su partida desde Tegucigalpa hasta el Puerto de San Lorenzo, tras la disertación se expusieron los acuerdos de tiempo y paga, hasta un comisionado para la inspección de las rutas y el avance del trabajo, siendo conveniente para la pronta organización conformada por individuos competentes y de reconocido patriotismo, dicen los textos, siendo aprobado todo el 21 de abril de 1881.


Es sugestivo analizar cómo el Estado estaba interesado en hacer más ágil el proceso de comercialización hacia el interior del país, viendo como una necesidad el mejoramiento de sus carreteras ya con elementos vanguardistas de la época y aprovechando la migración de ciertos extranjeros a Honduras en donde, y para entonces, recibían muchos beneficios para su permanencia en el país.


Asimismo un elemento bastante trascendental, como el de mantenerse en comunicación con un acceso más eficaz, con los poblados que estaban un poco más a lo profundo de la región, pues con el tiempo la idea de crear mejores carreteras se amplió a todo el interior del país, en la actualidad como se menciona al comienzo, la vía con mayor tránsito es la que se dirige a la costa norte de Honduras, pero el protagonismo de línea que conecta con los departamentos de Choluteca y Valle continúa, conectando con poblados grandes e importantes, la misma que hoy en día se encuentra en un proceso de mejoras, con el mismo propósitos de años, acortar distancias y tiempo.


Ahora cuando retomemos rumbo al sur de Honduras, podemos tener en cuenta el lento pero largo proceso con el que ha cambiado esta travesía, en la que muchos personajes se han involucrado, pensar en quienes la recorrieron caminado, en mula o hasta en los primero automóviles es traer a nuestra mente el largo devenir de lo evolutivo que tendrá ir al hermoso sur de Honduras y las muchas más historias que se contarán.


Actualmente la carretera está en un proceso de innovación, lo que ha tornado sumamente engorroso hacer la travesía sobre esta, pero era una cuestión que tarde o temprano tenía que suceder dada la importancia y el gran número de personas que se dirigen hacia el sector del Golfo de Fonseca.

Licenciado en Historia