El mayor deseo que muchos de los hondureños queremos es que haya paz y justicia en nuestro país.
Que el gobierno haga que las autoridades asignadas y la justicia cumplan con sus obligaciones, que ya se quiten de tanta corrupción, mal que ha crecido tanto que por eso el país está como está, porque viene desde las más altas esferas hasta el que está más abajo.
Que se asigne y se aplique los presupuestos con mayor prioridad a la salud, educación, que no solamente sea en papel y palabras, que sean hechos reales, porque en lo que corresponde a la seguridad ya tiene suficiente presupuesto asignado, es demasiado más bien para lo que
se hace.
Lo que sucede es que realmente no cumplen con el deber de dar seguridad a la ciudadanía, solamente están de nombre y no de hechos.
Hay tanto elemento policial y militar, que si fuese bien distribuido y supervisado con la aplicación que debe cumplir su deber como todo trabajador que recibe un salario por su trabajo y que lo cumpla como estipula la ley del Código del Trabajo, con la rigurosidad y la disciplina que esta autoridad requiere, si eso fuese así, no estaríamos en la situación que estamos. Debería de haber seguridad en cada barrio, en cada colonia, en los bulevares, en las zonas donde se mueve el comercio, etc., para que ya no haya tanta muerte, que da mucha tristeza ver que todos los días muchos hogares se visten de luto y dolor por tanta sangre
derramada.
No perdamos la fe y la confianza en Dios que un día se cumplan esas tres prioridades. Nuestro país es bello y debemos amarlo, no mancharlo con tantas cosas malas, los hondureños merecemos estar mejor. Los hondureños merecemos un mejor futuro y es una responsabilidad del gobierno proveer seguridad, oportunidades de trabajo, para que todos podamos vivir mejor.