Si bien la política se creó con el fin de gobernar los pueblos para hacer la voluntad de estos, en nuestra nación en particular ese concepto se ha tergiversado.
Muchas personas dicen que la política es sucia y hasta han dejado de creer en ella, pero por culpa de los políticos.
Y es que antes de instalarse el gobierno entrante sucedió lo que nadie se esperaba, otra jugada sucia, pero esta vez por parte de los políticos del nuevo gobierno, creando así nuevamente un ambiente de incertidumbre y dando a conocer que los intereses de país siguen estando por debajo de los intereses personales o de partido.
Es difícil creer en la lealtad de personas que siempre criticaron lo mismo que ahora ellos están haciendo y también el aliarse con el que ellos llamaban enemigo.
Los hondureños salimos masivamente a las urnas porque estamos cansados de lo mismo, porque aún sabiendo que la situación es difícil, esperamos que haya cambios positivos.
Si bien el nuevo gobierno merece el beneficio de la duda, ya comenzó con el pie izquierdo, pues llamar traidores y expulsar a sus miembros para después ofrecerles altos cargos públicos como que no tiene mucho sentido; o están con Dios, o están con el diablo, porque no se puede criticar a un expresidente para después subirte en su helicóptero.
Hay muchas teorías, pero, sin duda alguna, la credibilidad de los que ahora rigen este país ya está en tela de juicio. Finalmente, puedo decir que si todo sigue así, esto es el principio del fin, que al final quienes vamos a perder seremos el pueblo.
Claro que hay que buscar solución pacífica a esto, pero solamente uno de los dos Congresos que se han nombrado con vicios de ilegalidad tiene el respaldo del soberano. Ahora sí quieren independencia de poderes, lo cual no existió en el gobierno anterior.
Muchas personas dicen que la política es sucia y hasta han dejado de creer en ella, pero por culpa de los políticos.
Y es que antes de instalarse el gobierno entrante sucedió lo que nadie se esperaba, otra jugada sucia, pero esta vez por parte de los políticos del nuevo gobierno, creando así nuevamente un ambiente de incertidumbre y dando a conocer que los intereses de país siguen estando por debajo de los intereses personales o de partido.
Es difícil creer en la lealtad de personas que siempre criticaron lo mismo que ahora ellos están haciendo y también el aliarse con el que ellos llamaban enemigo.
Los hondureños salimos masivamente a las urnas porque estamos cansados de lo mismo, porque aún sabiendo que la situación es difícil, esperamos que haya cambios positivos.
Si bien el nuevo gobierno merece el beneficio de la duda, ya comenzó con el pie izquierdo, pues llamar traidores y expulsar a sus miembros para después ofrecerles altos cargos públicos como que no tiene mucho sentido; o están con Dios, o están con el diablo, porque no se puede criticar a un expresidente para después subirte en su helicóptero.
Hay muchas teorías, pero, sin duda alguna, la credibilidad de los que ahora rigen este país ya está en tela de juicio. Finalmente, puedo decir que si todo sigue así, esto es el principio del fin, que al final quienes vamos a perder seremos el pueblo.
Claro que hay que buscar solución pacífica a esto, pero solamente uno de los dos Congresos que se han nombrado con vicios de ilegalidad tiene el respaldo del soberano. Ahora sí quieren independencia de poderes, lo cual no existió en el gobierno anterior.