Cartas al editor

Padre mío… Padre Trino

El 11 de junio se conmemoran 224 años del nacimiento del sacerdote José Trinidad Reyes, autor de las famosas pastorelas para alegrar las fiestas navideñas.

En la década de los años 50, el estudiantado de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras celebraba el Día del Estudiante, y en tan grata fecha los capitalinos esperaban ansiosamente la magna celebración para leer el periódico oficial, publicado por los universitarios, denominado “El tornillo sin fin”, en el que daban rienda suelta a las críticas a los corruptos y mala vida de los administradores del Estado.

Aquellos tiempos ya pasaron, ahora, prepárense para leer la vida en versos del insigne sacerdote, promotor de la cultura: Padre mío… Padre Trino.

Esta es la historia, señores, de un hombre con devoción, pasaba horas enteras, de hinojos, de oración.

Nadie ha podido olvidar su presencia y mucho don. Robusto era de cuerpo y sabio como el mejor. La gente mucho lo amaba, lo llamaban “Padre Mío”.

Hoy mucho lo recordamos, lo llamamos “Padre Trino”.

El ínclito personaje era músico de vocación, viajó hasta Nicaragua, a la alma máter de León. Luego, marchó a Guatemala a continuar su misión.

Estuvo allá en un convento, regresó a su patria amada, pasando por Esquipulas; allí, su visión perdió; su fe era inquebrantable y Dios se la devolvió.

Sería obispo de Honduras con toditas las de ley, pero Francisco Ferrera, de un plumazo, lo impidió.

Vinieron de Nicaragua, de letras, hombres de acción, fundaron en Comayagua El Genio Emprendedor.

La Academia del Buen Gusto, fue Reyes su primer rector, y Miguel Antonio Robelo su fiel, colaborador. El 19 de septiembre de 1847, inspirado por aquella Academia, fundó en Tegucigalpa la Universidad Nacional, con su autonomía, en 1965.

La Cultura no se detiene; ya en pleno siglo XXI son varias las universidades que en esta Honduras sufrida se esparce la sabiduría, vedada a los más pobres.